I uno se deja llevar por la corriente de los juegos de palabras surge la tentación: pensar que el binomio Bilbao-Bizkaia será una tierra eventual para siempre. Un campo sembrado de eventos quiero decir. La idea es morrocotuda: hacer de la vida un espectáculo para atraer las miradas de medio mundo. Morrocotuda pero no nueva . No por nada, John Lennon, cuyo nombre les sonará de algo, bien conocía la atracción de los eventos, de los espectáculos, y su capacidad de generar riqueza. Fue por ello por que dejó dicha aquella leyenda: "Los del gallinero pueden aplaudir, los de los palcos basta con que hagan sonar sus joyas".

Todo esto que vemos antes era campo. Ese es el mensaje de una civilización moderna que busca una y otra vez distracciones para liberarse de las cadenas del día a día. Es por ello que la Diputación Foral de Bizkaia ha decidido escuchar la voz de la calle y subvencionar los eventos con más gancho. Quieren darle al pueblo lo que pide y quieren que otros pueblos se acerque para comprobar las nuevas tendencias, las mil y un maravillas que van a desplegarse por Bizkaia entera y durante todo el año.

Cada asunto tiene su tiempo, bien es cierto. Pero ahora que se acercan las felices horas del verano y ahora que los perros del covid están bien atados en la caseta nace un momento nuevo: el de las oportunidades que nos lleven al nuevo mundo que está por venir, un tiempo después de aquellos días en los que pensábamos que el mundo se acababa. Las cifras del turismo no alcanzan aún, es cierto, a las anteriores al cataclismo que tanto temimos. Pero van acercándose. Ante esa tendencia increscente, si me lo permiten decir así, se buscan estímulos, estimulantes y estimulaciones, todo ello sea dicho sin química alguna. Si somos capaces de llamar la atención terminarán por venir los atentos. Ese es el reto. Bilbao, Bizkaia entera, ya se está preparando para el desembarco. Bienvenidos sean quienes lleguen. l