SIEMPRE es mejor buscar un punto de conciliación antes de que estalle la batalla y haga falta, a posteriori y cada cual con sus disculpas a cuestas, una reconciliación. Esquivado el bombardeo de los días en negro en los que se amenazaba huelga con la misma intensidad que estos días amenaza lluvia (el asunto de llevar incorporado en el smartphone una estación meteorológica a largo plazo acaba por ser angustioso para gente curiosa como yo...) se aplaza el problema del qué hacer. Qué hacer con los niños si no van a clase, digo. No llegará hasta las fechas navideñas que, por otra parte, están a la vuelta de la esquina.

“Si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo”, dijo Albert Camus. Más prosaicos, la frase también nos vale al común de los mortales con hijos en edad. Solo es cuestión de darle una vuelta a la interpretación. Para muchos progenitores, por ejemplo, es justo que los niños descansen en estas fechas y las disfruten. Es justo, sí. Pero les corta las alas para volar libres. El eterno problema.