ES casi un arte de birlibirloque, habida cuenta que Bilbao es una ciudad de poderosa musculatura e incesante transformación. No parece sencillo, por tanto, cuadrar las cuentas cada fin de mes, como acostumbra a suceder en la economía doméstica. Y, sin embargo, ¡abracadabra!, se anuncia por cuarto año consecutivo ese prodigio, la deuda cero. Como si fuese la portería del Athletic en las tardes de inspiración de Unai Simón y de un defensa férrea, como se decía en las viejas crónicas futbolísticas.

Los más escépticos dirán: “Con no gastar, basta”. Pero hete aquí que no, que resulta que los gestores de la ciudad tienen la intención de invertir más de 82 millones de euros durante el año entrante en proyectos urbanos, algunos de ellos de hondo calado y otros de urgente necesidad. Hemos escuchado tantas veces que las amas de casa serían excelentes ministras de Economía, que viendo la previsión de estos números en los presupuestos del Ayuntamiento de Bilbao uno tiene la sospecha de que los cuadra la vecina del quinto izquierda.