A pesar de que los separatistas provocan tensiones en España hay que reconocer que gracias a la luminosa sentencia del procés se está pacificando poco a poco lo que los resentidos llaman despectivamente el “gallinero español” y los catalanes van comprendiendo que lo que exigían era una entelequia que sus violentos dirigentes han propagado entre una ciudadanía fanática. Ahora van aceptando someterse al imperio de la ley que es la Constitución. Ello ha sido fruto del esfuerzo de nuestros jueces iluminados por el Espíritu Santo y su equilibrio les ha sabido a hacer frente a las presiones de tribunales extranjeros que con su cinismo meten las narices en los asuntos de nuestra soberanía que cuenta con una trayectoria mucho más limpia y democrática que las suyas y que tienen su origen en la envidia y complejos que les provoca nuestra irreprochable historia.

Es evidente que el juicio del procés será una materia de referencia en las facultades de Derecho del mundo por su originalidad e interpretación. Nuestros jueces serán reconocidos por haber logrado con su ciencia y conocimientos jurídicos dar solución a un problema para el que los políticos no estaban capacitados. Además, aportan una doctrina que soluciona para siempre cualquier tentativa de nuevas aventuras independentistas. Tal como proclamó José Antonio Primo de Rivera Presente: “España es una unidad de destino en lo universal”.