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Divorcio a la carta, no para Reino Unido

Theresa May quiere activar el Brexit, el divorcio de Gran Bretaña con Europa, pero quiere una separación amistosa. Como le han recalcado algunos líderes europeos, no se va permitir un Brexit a la carta, escogiendo los británicos aquello que quieren mantener y aquello que no, si no llegaríamos al absurdo de tener que aceptar un divorcio pero con derecho a roce. Señora May, la Unión Europea, con o sin ustedes, es el primer área comercial del mundo, así que, pese a su flema característica, harían bien en calmar los ánimos. Y es que el Reino Unido de hoy dista de ser la Union Jack otrora dueña de los mares y océanos. Vivimos en un mundo multipolar, encerrarse en un islote de cara al mundo no es algo que facilite el progreso y el desarrollo, si bien es cierto que el libre comercio y la libre circulación de personas indirectamente no ha hecho mas que empobrecer al ciudadano europeo medio, abaratando la contratación de trabajadores, con lo cual si bien es cierto que no hay que ceder al chantaje ingles, cabría repensar la Europa que queremos construir de esta forma. Quién sabe si los británicos podrían acudir a unas elecciones generales anticipadas y darles un carácter plebiscitario para permanecer en la Unión Europea.