Por la prensa y la televisión estamos conociendo estos días el desgraciado caso de pederastia que se ha dado en la diócesis de San Sebastian. Lejos de Simplicius el negar el derecho a informar de los medios, por el contrario no solo lo defiende, si no que lo apoya y cree que la sociedad tiene derecho a conocer verazmente todo lo que sucede en ella. Pero también cree Simplicius que la información debe ser tratada con mesura y en este caso le parece que los medios se están pasando y mucho. Días seguidos de dos y tres páginas con fotografías de página casi entera y acentuando tanto periódicos como reportajes de TV el carácter sacerdotal de Juan Kruz, representándole revestido o revistiéndose para una ceremonia. ¿Han pensado los medios en que esa persona, haya hecho lo que haya hecho, haya pecado lo que haya pecado, es un ser humano desgraciado? ¿En qué tanta aparatosa publicidad profundiza la herida de los niños agredidos y sus familias? ¿En qué toda la diócesis y especialmente sus familiares junto con el clero y la feligresía de San Vicente, que le conoce y le quiere está también sufriendo con esa herida? Solo faltaba el ensañamiento de los suyos y ya ha llegado el obispo para calificar esa desgracia de “traición”. ¡Qué lejos queda Jesús perdonando a la Magdalena! No puede terminar Simplicius este escrito sin pedir a la Iglesia católica tan defensora de los Derechos Humanos, que empiece de una vez a respetar uno de los más humanos de todos esos derechos, el derecho a la sexualidad, que incomprensiblemente niega a los que se dedican a su servicio.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
