La vida me ha dado la oportunidad de poder estar con mi aita en sus últimos momentos. Fueron 40 días muy duros postrado en la UCI del Hospital del Tórax, en Santiago de Chile, país donde le sorprendió una terrible enfermedad que nos obligó a mi hermana y a mí a dejar familia, trabajo (?) todo, para viajar hasta allí donde nos permitían verle un rato cada día.
Afrontamos momentos muy especiales gracias al apoyo de todo el personaldel centro hospitalario, pero nos sentíamos solas y vacías. Una semana antes del fatal desenlace, mi hermana se tuvo que venir a Euskadi y los momentos de incertidumbre e inseguridad se acrecentaron.
Casi por casualidad alguien me aconsejó que acudiera hasta la Delegación del Gobierno vasco en aquella capital y mi situación cambió radicalmente. No puedo agradecer con palabras el comportamiento, apoyo y ayuda que recibí allí. Ellos me facilitaron todo lo que necesitaba, me informaron de todo y estuvieron pendientes en cada momento de que me preocupara solo de lo más importante.
Cuando aita falleció, pocos días antes de Navidad, gestionaron el papeleo y los trámites con el Consulado (también tengo que agradecer el buen hacer y comportamiento conmigo de esta institución). Es tal la atención constante que todavía me siguen llegando mensajes desde la Delegación vasca interesándose por todo.
Solo puedo decir eskerrik asko!