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Vivir del cuento

Sexto año sin empleo y subiendo puesto en el ranking del desempleo la larga duración. Sabemos que en este tiempo de crisis y alta tasa de desempleo funciona el dedismo, el amiguismo y el boca a boca. Sabemos también que nos leen quejarnos, incluso en nuestra propia familia, pero ni Dios mueve un dedo por Nadie. Será que Nadie, que soy yo, no se merece un empleo. Otros tienen más suerte, quizás porque se mueven en niveles inferiores de autoexigencia. Muestra de ello las dos postales franqueadas de Vitoria-Gasteiz que compré en Correos, a euro la unidad, en vísperas de San Silvestre. Las miras y te preguntas de qué extraño acuerdo, ajeno a un óptimo canon de calidad, ha surgido la comercialización de ambas estampitas. Digo yo que en estos tiempos en los que hace fotografías hasta un niño de Primaria podrían haber convocado un concurso orientado a la venta de una excelente imagen de las siete cuadrillas alavesas. Visto lo visto, va a ser cosa de empeñarse en vivir del cuento. Otros lo hacen y les va de madre.