Me refiero a los adalides de la energía nuclear, cuando rompieron sus lanzas a favor de esta energía y a las garantías de seguridad de esta, en el momento del maremoto que asoló las costas de Japón. Los medios que les ofrecieron alfombra roja para que expusieran las bondades de esta fuente de energía debieran por higiene informativa reclamar su presencia para que expliquen, como expertos en la materia, de qué manera 18 niños de Fukushima han desarrollado cáncer de tiroides, y por qué los pescadores dejarán de faenar en la región por las nuevas fugas.

Los ciudadanos queremos saber si lo que nos contaron los sabios en aquel momento se sostiene de pie o es un caso más de lo que conocemos como estómagos agradecidos o vendidos al sistema energético que domina el mundo aun a costa de defender lo que probablemente no quieran para sus hijos.

Óscar Arrieta Aparicio

Trapagaran