En el siglo de la globalización del capital es difícil amarrar los proyectos empresariales de éxito. El nexo con la tierra de origen ha cambiado y la dimensión es un factor no ya de crecimiento sino de supervivencia en determinados sectores. Hoy temblamos por el 30% de Gamesa que va a absorber Siemens cuando hace tiempo que la empresa es parte de la multinacional. Lo que no quita para que se pueda -y se deba- consolidar el anclaje que ha desarrollado un sector vasco de tecnología avanzada al que debe seguir cosida la sede, los proveedores, la fiscalidad y el negocio.