ASADO promete una nueva ley educativa que garantice la unidad estatal si el PP alcanza el poder y un escalofrío recorre la espalda del que recuerde lo que fue la última: la Ley Wert. Allí el Estado se apropió de un porcentaje superior del currículo educativo en las comunidades con lenguas cooficiales, reforzó el castellano, orientó en su preámbulo los objetivos a formar trabajadores capaces y elevó el ratio de alumnos por aula, factor de mal encaje con la calidad educativa. Pero Casado también ha dicho que su ley evitará adoctrinar, así que todo debe de ser broma.