ADA dos años la encuesta de percepción social de la ciencia que realiza la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología nos presenta la foto de cómo está la cosa de la ciencia. El otro día lo contaba el ministro del ramo y su conclusión era que la ciencia, bien. No tanto como otras cosas que nos siguen ocupando más tiempo y preocupando más, pero en el punto de mira de mucha gente. Un año largo de pandemia ha puesto de manifiesto que la ciencia nos compete más de lo que parecía, que hay mucha lana que cortar y mucho trabajo por hacer. Y van cambiando actitudes, porque esta vez se ha visto un significativo aumento del interés de las mujeres por la ciencia, especialmente en temas de salud. Menos que los hombres, y es que tantísimos años de esto-es-solo-para-chicos ha calado hondo, pero se va corrigiendo y espero que quienes trabajamos para que así sea hayamos sido en parte responsables por más que las brechas de género y otras brechas sociales sigan tan presentes. También se percibe una creciente demanda para que se invierta más en ciencia y se considere la importancia crucial de las personas que trabajan en ciencia, y parece que todo lo que estamos viviendo ha empujado para que así sea. Las políticas públicas, afortunadamente, van en ese sentido y ojalá se materialicen pronto, porque hemos perdido muchos años con la desamortización cuando la crisis.

No todo son luces: se detecta un creciente grupo de población que, aparentemente apoyando la ciencia, cae en el uso de pseudoterapias, o se vincula a grupos anticientíficos que abrazan datos falsos o teorías de la conspiración. Y un desapego al uso de las tecnologías y la ciencia para intereses comerciales. Hace falta más esfuerzo en un conocimiento crítico de la realidad, y exigir acciones que refuercen el camino de la ciencia.