L ruido, estridente y excesivo, está invadiendo y perturbando el debate sobre los Presupuestos, tan vitales y tan necesarios. Contaminación acústica que impide mirar con perspectiva, responsabilidad, generosidad y altura de miras lo que nos estamos jugando. Bastante complicado es ya que el proyecto del Gobierno cuadre con la realidad -sobre todo en la previsión de ingresos, que suena a inflada- como para encima monopolizar el debate en el tema de Bildu o presentar enmiendas de cara a la galería y demagógicas, como sobre desahucios o el dinero para la casa real. Más nueces, por favor.