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Una nueva profesión: asesores y asesoras

El mundo de la política tiene el poder suficiente, si cuenta con mayoría parlamentaria y si ostenta la jefatura del gobierno, para crear nuevas leyes, órdenes y pronunciamientos y en el caso que nos atañe: una nueva figura los asesores y asesoras.

Aún recuerdo cuando el geriátrico propuesto para Vitoria se convirtió en la sede del Gobierno vasco en Lakua, se decía que iba a ser un gobierno ágil, de estructura sencilla y con escaso personal cualificado pero de una gran disponibilidad para el trabajo de la administración.

A día de hoy, echamos la vista atrás y aquellas ideas y propuestas duermen “el sueño de los justos”. Hoy hemos originado una administración pública “mastodóntica” diversificada entre Araba, Bizkaia y Gipuzkoa pero manteniendo la sede en Lakua- Gasteiz. Cada territorio cuenta a su vez con administraciones públicas propias como son las diputaciones forales, con sus parlamentos (Juntas Generales) y, por último, los ayuntamientos. Pero para no ser menos, además de los funcionarios de carrera, funcionarios, interinos y contratados eventuales, se crean los asesores y asesoras.

¿Quiénes son los asesores y asesoras? Personajes en la sombra, adscritos a los partidos políticos, con unos emolumentos cercanos a los de los viceconsejeros. ¿Qué hacen los asesores y asesoras? Desconocemos sus áreas y trabajos, solamente rinden cuentas al consejero o consejera de turno.

El Ejecutivo autónomo ha publicado por primera vez los rangos de los cargos de confianza, asesores y asesoras, y su salario, una información hasta ahora oculta y que afecta a 41 nombramientos políticos.

Si tan necesarios son los asesores y asesoras, colóquenlos de consejeros y consejeras y dispongan de su conocimiento particular y preciso en el asesoramiento general; a los ciudadanos nos no nos cuadra y saldría más barato, ya que todo sus emolumentos y nóminas salen de los escasos fondos públicos que dicen disponer.