A Marimar Blanco
En primer lugar, expresaros mi solidaridad a tu familia y todos vuestros allegados, mi condena y mi desprecio por el vil asesinato de tu hermano hace ya 19 años. Pero como si fuera ayer. Además, no sirvió para nada en la consecución de uno de mis anhelos: la presencia de Euskal Herria en el mundo. No tengo palabras para intentar siquiera comprender vuestro dolor. Además, estoy convencido de que elegirías millones de veces que nada de aquello hubiera pasado y pudierais disfrutar de la vida en el más humilde de los anonimatos. Pero el hecho es que una vez sucedido, tu posición política, social y económica ha dado un giro considerable y, la verdad, los altavoces puestos a tu disposición no están haciendo nada por la resolución de nuestros problemas. Más bien al contrario. Al paso dado por EH Bildu en el homenaje a Miguel Ángel, tú has respondido que “antes de darlo debería haber pedido perdón a las víctimas”. Bien. Cuando tu partido haya pedido perdón por todos los crímenes y vulneraciones del franquismo, del Ejército, la Policía y la Guardia Civil; cuando desaparezca de tu país y se indemnice convenientemente a todas las víctimas de la lacra de la tortura, que hasta Europa reclama; cuando todas vuestras politizadas asociaciones de víctimas manifiesten la más mínima empatía por las demás víctimas; cuando asumáis que el relato que transmitamos a nuestros hijos debe incluir también a Maravillas Lamberto, a Javier Batarrita, a Joxe Arregi, a Lasa, Zabala y Mikel Zabalza; cuando tú dirijas tu afán a devolver a la cárcel al general Galindo en vez de a impedir las excarcelaciones de presos enfermos... En ese momento, a mi solidaridad antes mencionada, añadiré el respeto y el apoyo sin fisuras. Hasta entonces, no veré en vuestras iniciativas más que la intención de venganza y la implementación de políticas que daría verdadera vergüenza relacionar con nada parecido a la democracia. Para la paz y la convivencia, queda mucho camino por recorrer. Seguramente, el ideal no será el que yo pueda proponer, pero es evidente que el que tú has elegido no lo es en absoluto. Tienes los medios con los que dar pasos para la concordia entre diferentes. ¡Úsalos, por favor!