Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla. Y así sucedió el pasado día 18. Ochenta años después de la sublevación que encabezó Franco contra el gobierno de la Segunda República, la derecha española volvió a unirse para perpetuarse en el poder. El pacto alcanzado por el Partido Popular que lidera Mariano Rajoy con la formación Ciudadanos de Albert Rivera para conformar la Mesa del Congreso fue el primer paso para que el todavía presidente del Gobierno en funciones repita en el cargo, tras la investidura que comenzará su proceso en los primeros días de agosto. Los dos partidos conservadores aprovecharon, una vez más, la desunión existente en la izquierda para sacar réditos de ella. La falta de consenso entre el PSOE de Pedro Sánchez y Unidos-Podemos de Pablo Iglesias parece que va a ser una norma a seguir, desde que este último recordara la “cal viva” de los tiempos de los socialistas en el poder y su guerra sucia contra ETA. Desde entonces, ni unos ni otros han conseguido limar asperezas. Y aunque la formación emergente votó a favor de Patxi López en la segunda ronda de constitución de la Mesa del Congreso, sabían que sus votos no permitirían al de Portugalete repetir en el cargo. Así, mientras unos dirimen si les acosan galgos o podencos, estos últimos se alían para zamparse las liebres. Y de esta manera, todo sigue atado y bien atado.
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