Más de ochenta personas no se volverán a despertar de sus camas, no podrán volver a ver a sus seres queridos, no podrán caminar por las calles de Francia, ni sentir el aroma de la libertad, por una sencilla razón, han sido asesinados por lo que siempre matan, el fanatismo islamista. No se trata de un problema de terrorismo, el conflicto es ideológico. Ni la Francia laica ni siquiera el país de origen del terrorista, Túnez, podrían convivir con este tipo de individuos, Francia y Túnez, entre otros, sufren la lacra del terrorismo. Personalmente creo que hay que buscar una solución, no sé si interrogando o haciendo un test de personalidad a todos los ciudadanos o algún otro método por estrambótico que sea, pero hay un porcentaje de la población francesa que debe ser expulsada o encerrada, ya que por sus ideas no encajan en el país galo. Sí, hablo de encerrar a gente por sus ideas, por muy dictatorial que resulte, pero hay sujetos que solo sueñan con degollar y asesinar a infieles. Y esos no tienen cabida en ningún país sea del credo que sea, y menos aún en un país occidental que hace gala de su laicismo. O ponemos remedio ahora o el ejército francés terminarápor combatir en las calles de Francia. Esto no es una racha pasajera, es un conflicto semicivilizatorio e ideológico. Tratar de negarlo con eslóganes humanistas no consigue más que postergar el problema hasta el próximo atentado. Mucho me temo, pero en tres semanas, enterrados ya los muertos, todo seguirá igual, Francia no afronta la realidad y Marie Le Pen ganará las próximas elecciones.
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