Mala cosecha
Hemos conocido que Teresa Romero niega recordar que se tocara la cara con un guante y afirma que comunicó el riesgo de padecer ébola. De ser cierta, y de entrada esta mujer me ofrece más credibilidad que el consejero de la Comunidad de Madrid, se pusieron en su boca palabras que no dijo. Fue la primera persona infectada por el virus fuera de África, lo que suponía una enorme repercusión social e internacional. A la hora de buscar la causa del contagio se estaban poniendo en entredicho el buen funcionamiento y la supervisión adecuada del protocolo, así como la óptima formación del personal sanitario para hacer frente a la emergencia que conllevó la repatriación de los misioneros. La ministra de Sanidad, Ana Mato, no ofrecía una respuesta convincente y tranquilizadora. En los momentos en los que Javier Rodríguez nos presentó su cosecha, era altamente probable que la técnico en enfermería no sobreviviese a la enfermedad por lo que difícilmente sería rebatida la versión del Consejero. “Culpándola” del error e, incluso poniendo en duda su capacidad profesional a la hora de quitarse el traje de protección. La mujer se recupera poco a poco y el consejero pide perdón por sus pocos afortunadas palabras. Cuando un político se disculpa, y lo hace tarde, es probable que detrás de este gesto existan intereses egoístas, entre los que estaría seguir sentado en su cómodo sillón. El problema no es lo que dijo. El problema es que lo que siente y piensa es exactamente lo que dijo. Cúrate, Teresa, para que se llegue a saber la verdad de lo que ocurrió escuchando también tu versión.