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Todos europeos

Difícil de entender el lío jurídico-político que se está montando entre la Cataluña más democrática y la España más dogmática. La autodeterminación más o menos independentista y totalmente legítima, del pueblo catalán, se estrella con el muro legal de una Constitución española enrocada en el pasado. Y esto se produce dentro de una Unión Europea, geográficamente inseparable, con libre circulación de personas y capitales, amplio consenso en cuanto a la defensa de los Derechos Humanos y libertad de todos los ciudadanos, cesiones múltiples de soberanía nacional a un ente supranacional, etc. ¿No parece absurdo? ¿Cómo explicar un caos semejante, siendo como son todos indisolublemente europeos? ¿Cómo no va a haber soluciones alternativas para esta autodestructiva amenaza común? Desde Euskal Herria miramos con curiosidad y preocupación la evolución de los acontecimientos. Yo no quiero ser pesimista y confío en que la sangre no llegue al río. El 9-N no puede ser ni el fin del mundo, ni el de Cataluña, ni el de España. Ya soy mayorcito, pero espero llegar a ver cómo se impone la razón política, dando vida a la Europa de los pueblos. En esto estamos todos los abertzales, demasiado desunidos aún, tratando de acelerar un proceso que ha de culminar en el reconocimiento universal del Pueblo Vasco y de su derecho a decidir. Hablando de unidad abertzale, el pasito que supone ver las firmas de Iñigo Iruin y Juanjo Ibarretxe, bajo un mismo artículo, es esperanzador. Que estos dos pesos pesados de la política y judicatura vascas vayan de la mano, reafirmando la existencia de Pueblo Vasco y exigiendo la liberación de Arnaldo Otegi, es avanzar por buen camino.