Más chulo que...
un gran profesional no tiene por qué ser necesariamente una gran persona, lo mismo que una gran persona no tiene por qué ser un buen profesional. Si damos por buena la máxima de que nadie es perfecto, concluiremos que no existen quienes reúnen al mismo nivel las dos condiciones. Por poner un ejemplo: ayer le dieron el Balón de Oro a Cristiano Ronaldo, gran futbolista y peor persona. Si se la hubieran dado a Leo Messi, también habría dicho que se trata de un gran futbolista y peor persona, porque pese a que el argentino es un tipo a quien no se le pueden reprochar defectos de fuste en lo humano, su condición cuasi-extraterrestre en lo futbolístico (¿se jugará al fútbol en otras galaxias?) siempre superará a lo personal. Con Cristiano Ronaldo ocurre lo contrario: no debe esforzarse mucho para ser mejor futbolista que persona. Es más, incluso si no le diera ni a un balde, ya marcaría la diferencia entre el deportista y la persona, en favor del primero. Así que cuando ayer los augures del fútbol español lanzaban sus tabas sobre la mesa y concluían que el Balón de Oro se lo iban a dar a Cristiano Ronaldo, yo pensé: "Pues que le den". Y se lo dieron. El trofeo no le hará mejor futbolista ni mejor persona, pero servirá al menos para calmar a los madridistas, que han convertido a un portugués en el estandarte de su alcázar futbolero. Hay premios que prestigian a quien los recibe y premiados que prestigian al galardón que les otorgan. Ronaldo solo se prestigia a sí mismo. Madrid ya tiene un siete más chulo que un ocho.