MARIANO Rajoy comienza la semana tras cerrar una precedente que le devolvió al callejón sin salida en el que él mismo se metió reformulando las previsiones económicas para negar todo crecimiento antes de 2016 -solo al 1%, cuando la creación de empleo neto precisa de un 2%- y prorrogando a la vez la subida de impuestos un año más. Las testificales del caso Bárcenas pusieron negro sobre blanco esas "algunas cosas" que según él mismo dijo escapaban a la falsedad generalizada de los papeles del extesorero del PP, esto es, que en la calle Génova fueron moneda de uso común sobresueldos en metálico entregados en sobres. Ciertamente, la formación cuyos destinos hoy rige Rajoy como máximo cargo unipersonal huele que apesta a financiación irregular porque se sigue sin aclarar la procedencia del dinero repartido, más allá de que se declarase en todo o en parte. Una sospecha que empieza a parecerse demasiado a una certeza después de que la UDEF haya acreditado que las empresas que efectuaron donaciones a la sigla posteriormente se beneficiaron de contratos públicos por un valor superior a los 12.000 millones de euros. Todo con el añadido de que de lo instruido hasta la fecha cabe concluir que Bárcenas no hizo sino continuar con unas prácticas contables interiorizadas como estructurales. De ahí el miedo cerval a que el extesorero hable, lo que primero se tradujo en el mantenimiento de su despacho y la famosa indemnización en diferido, para más tarde completarse con un ejercicio de la acusación por el PP fraudulento en tanto que proclive al imputado, la razón de que el juez Ruz lo expulsara del procedimiento. Si los testimonios del caso Bárcenas no eran suficiente, ahí estuvo José María Aznar para socavar más el predicamento que pueda quedarle a quien él mismo ungió como su sucesor, pues la entrevista del expresidente resultó una enmienda a la totalidad al hoy inquilino de La Moncloa abundando en un cuestionamiento que se extiende como la pólvora entre la base sociológica del PP por la falta de pujanza y las contradicciones programáticas del Gobierno. El cerco sigue estrechándose sobre Rajoy pese a su mayoría absoluta y la debilidad del PSOE, zarandeado política y judicialmente para menoscabo de su eventual liderazgo sin que denote ni un solo signo de carisma ni ingenio.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
