EL documento de bases sobre las que sustentar la posibilidad de aprobación de los Presupuestos del Gobierno vasco para este año presentado por el lehendakari, Iñigo Urkullu, a los diferentes grupos parlamentarios pretende ser una puerta al acuerdo que toma en consideración los principales planteamientos sobre los que desde el PSE, pero también desde otras fuerzas, se pretendía razonar las respectivas enmiendas a la totalidad. Por un lado, el documento explicita el compromiso de pactar con quienes habiliten la aprobación de las Cuentas la asignación de ingresos adicionales que pudieran producirse bien a través de una flexibilización del déficit que podría destinarse a inversiones en infraestructuras e I+D, bien a través de las actualizaciones de balances de empresas o de los impuestos energéticos o, en su caso, por una mejora de la recaudación que, sin embargo, se antoja muy remota tras la caída de cinco puntos, treinta millones de euros respecto a 2012, en el primer trimestre del año. Es decir, Urkullu se compromete a adecuar el capítulo de ingresos -tal y como solicitaba el PSE, pero también EH Bildu- en el momento en que este sea efectivo y se modifique al alza, algo que de momento no se ha producido. Por otro, el documento de bases plantea también un "compromiso ineludible" para consensuar medidas para hacer frente al fraude fiscal, con la creación de una comisión especializada y un Plan Marco, tal y como solicitaban algunas fuerzas parlamentarias. Y, al tiempo, contempla una "profunda" reforma tributaria que aprobarían las instituciones concernidas antes de finalizar 2013 para que sea de aplicación en 2014. Dicha reforma incluiría desde el IRPF al Impuesto de Sociedades pasando por la concertación de nuevas figuras impositivas puestas en práctica en el Estado. Es decir, Urkullu ofrece la posibilidad de diálogo, negociación y acuerdo respecto a las principales diferencias que los grupos parlamentarios planteaban en un documento que el propio Antonio Basagoiti (PP) ha calificado de asumible por todos. Obviarlo, negar la evidencia y empecinarse en dificultar unos Presupuestos que en estos momentos se antojan más imprescindibles que necesarios, solo detonaría una inmensa irresponsabilidad que antepone supuestos réditos partidistas y un mero afán opositor a los intereses del país y los ciudadanos.
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