NO pudo ser. El Bilbao Basket no consiguió anoche en Charleroi coronar la ilusión generada en toda Bizkaia, que quería con todas sus fuerzas ver a su equipo entrar en la historia del basket proclamándose campeones de la Eurocup. La derrota en la final ante un gran Lokomotiv frustró las ilusiones tanto de los más de 2.000 seguidores que vieron el partido en directo en Charleroi como para los cerca de 8.000 que se acercaron a Miribilla y las decenas de miles que lo siguieron desde sus casas. Pero aunque ahora la frustración por la amarga derrota impida ver más allá, es necesario ponderar en su justa medida el logro alcanzado. Poco más de trece años después de su tan ilusionante como modesta aparición en el complicado y competitivo panorama del baloncesto de élite, el Bilbao Basket ha acariciado la cima deportiva y es razonable pensar que en el futuro pueda llegar a alcanzar la meta. Jugar una final europea no es ningún fracaso, aunque ahora cueste verlo. El Bilbao Basket ha irrumpido en el panorama internacional gracias a mucho trabajo, esfuerzo y recursos tras el diseño y puesta en marcha de un proyecto sólido, contrastado y dimensionado, cimentado en el trabajo común, en la configuración de un gran equipo técnico y de una plantilla competitiva y liderado desde la solvencia con objetivos tan claros como alcanzables. Todo ello, aderezado con altísimas dosis de ilusión canalizada a través de una afición impecable y modélica que ha empujado al equipo siempre que lo ha necesitado. En estos trece años de vida, el Bilbao Basket ha vivido momentos más o menos plácidos tanto en lo deportivo como en lo institucional, mezclados con etapas complicadas. Nada que no pueda decirse de otros clubes o de cualquier empresa. Pero ha sabido superarlos hasta alcanzar un hito casi inimaginable hace unos años. Paradójicamente, el mejor momento deportivo de toda su historia le llega al Bilbao Basket en una época de máxima incertidumbre en lo económico. Los problemas del actual patrocinador, Uxue Bioenergía y Renovables, para cumplir sus compromisos han generado la lógica inquietud en el club -incluida la plantilla- y en los aficionados. Zozobra que puede verse acrecentada tras esta derrota, pero nada que no pueda solucionarse, ahora con más motivo, para alcanzar nuevos retos y éxitos. El futuro espera.