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El juramento del lehendakari

El lehendakari Urkullu acertó modificando fórmula y ceremonia. Porque se trata de buscar unas formas que puedan ser aceptables para todos los ciudadanos. Ante el viejo tronco que conoció la abolición foral de 1839, aunó pasado, presente y futuro

LA ceremonia de toma de posesión del lehendakari el pasado sábado día 15 en Gernika fue para la inmensa mayoría de los que allí estábamos presentes y para muchos ciudadanos que la siguieron por televisión, de una distinción y emoción máximas. Elegante y sobria, como debe corresponder a un momento importante, en el que la más alta magistratura del país comienza un nuevo mandato.

La historia de ese momento comienza en el año 1936 bajo circunstancias y ceremonial muy diferentes al presente. Un joven José Antonio Agirre jura el cargo sin que exista un parlamento vasco reunido en Gernika, oyendo los cañonazos del frente a lo lejos y con una formación de gudaris que le rinde honores. El juramento de Agirre, tal y como se escucha en el audio original del momento fue el siguiente:

"Jaungoikoaren aurrean apalik. / Eusko lur ganean zutunik / Asabaen gomutaz. / Gernikako zuhaitzpean / Nire agindua ondo betetzea, / zin dagit"-

Lo leyó de un pequeño pedazo de papel donde Juan Ajuriagerra había garabateado, casi improvisadamente, aquellas palabras. Y lo hizo sólo en euskera, pues el escrito estaba únicamente en esta lengua.

Otros lehendakaris procedieron posteriormente a hacer el juramento utilizando básicamente la misma fórmula, pero de manera bilingüe. Y ahí es donde aparece una de las polémicas actuales: la expresión "humillado ante Dios". La palabra "humillado" no deja de ser una traducción posterior en los libros de historia impresos en la clandestinidad que se convirtió en canon a fuerza de ser reproducida en el papel. No es precisamente la traducción más afortunada del término en euskera "apalik", aunque tampoco es incorrecta. Porque la palabra "humillado" tiene varias acepciones. Cierto que hoy se utiliza más para describir una situación en la que la dignidad sufre menoscabo, pero hace años la expresión era de uso corriente para describir que alguien inclinaba o doblaba una parte del cuerpo, como la cabeza o la rodilla, en señal de respeto. Aún hoy, en los caminos a las afueras de los pueblos de Euskadi puede encontrarse algún "humilladero", lugares con una cruz o imagen religiosa ante las que oraban los fieles.

Si el traductor hubiera sido de nuestra época, habría interpretado el vocablo "apalik", conforme a los nuevos usos, por "humildemente". Agirre era de honda convicción religiosa, y si lo hace ante Dios, ¿cómo va a jurar un creyente si no es en actitud de humildad?

En el mundo podemos encontrar fórmulas antiguas de juramento que mantienen la referencia a Dios. Todos recordamos a Obama finalizando la jura de su cargo las palabras "So help me God" ("con la ayuda de Dios" o "así Dios me ayude").

En cualquier caso, creo que el lehendakari Urkullu acertó modificando fórmula y ceremonia. Porque se trata de buscar unas formas que puedan ser aceptables para todos los ciudadanos y porque además, siendo el acto algo muy personal, la opción adoptada es con ligeros cambios fácilmente adaptable, si se quisiera, a personas de diferentes convicciones e ideología. Y vaya por delante que las observaciones e interpretaciones que haré en las siguientes lineas acerca de esos cambios responden en todo caso a una visión personal del cómo y el por qué. Desconozco si el lehendakari las comparte o no.

En primer lugar, hay que destacar que Urkullu hizo el juramento ante el árbol antes de proceder a la formularia toma de posesión administrativa dentro de la Casa de Juntas ante el parlamento. Es una forma de realzar el momento. No es un adorno intrascendente sino el elemento fundamental. No se deriva de la toma de posesión sino que la precede convirtiendo a aquella en mero trámite.

Por otra parte, el lehendakari, al igual que Agirre y rompiendo la costumbre establecida posteriormente, hace el juramento sólo en euskera. Es un guiño al origen del mismo y a la lengua propia del Pueblo Vasco. Lo hace así:

"Apal-apalik / Jaungoikoaren eta gizartearen aurrean / Eusko lur gainean zutik eta Gernikako aritzaren azpian / Asaben gomutaz / Herri-ordezkari zareten zuen aurrean / Nire agintea zintzo beteko dudala zin dagit"-

El cambio de "apalik" (humildemente) evita herir susceptibilidades. Expresa desde el inicio cuál es su actitud durante todo el juramento. Jura el cargo con humildad ante todos los que se mencionan en él: Dios, puesto que él es creyente pero de igual manera ante la sociedad (que se menciona expresamente), los antepasados y los representantes de la soberanía popular. Por cierto, la expresión "ante vosotros representantes del pueblo" fue introducida por primera vez por el lehendakari Ardanza a sugerencia de Mitxel Unzueta a fin de reflejar la presencia, ahora sí, del Parlamento Vasco en la ceremonia.

Por otra parte, se ha mejorado la gramática del texto. Así la expresión "agintea" (mandato) es más correcta y la palabra "zintzo" (fielmente) más acertada que la anterior "ondo" (bien) puesto que lo que verdaderamente una persona puede prometer es que lo hará con rectitud y dedicación. La completiva "beteko dudala" es correcta a diferencia del antiguo "betetzea".

Pero más allá del juramento, habiendo retirado la Biblia para subrayar el carácter civil del acto, sobre el atril había dos textos: El Fuero Viejo de Bizkaia de 1452 y el Estatuto de Gernika. Está claro que el Fuero representa la historia, la esencia del pueblo vasco pero ¿por qué precisamente el Fuero Viejo de Bizkaia? Es bien conocido que cada territorio vasco tuvo su propio fuero. Había que escoger uno. Y este es el texto más antiguo en que mejor se refleja la igualdad de los individuos ante la ley, enumerando una serie de instrumentos procesales que garantizan la defensa del acusado, entre otros el Habeas Corpus. Es un compendio de derechos y libertades que por la época en que se hizo constituye un auténtico hito, origen del renombre de Gernika. Por otra parte, también reconoce los derechos colectivos como sociedad política diferenciada recogiendo la idea de Pase Foral, el instrumento reflejo de la soberanía por el que el pueblo se ponía por encima de la voluntad del señor.

Todos estos instrumentos, perfeccionados por alguno más, también se encuentran en el Fuero Nuevo de Bizkaia pero es algo posterior, de 1526. Y en cuanto a textos más antiguos de referencia, más allá de la polémica que hubiera ocasionado usarlo, alguno podría pensar en el Fuero Antiguo de Navarra de 1237 pero aunque admirable para su tiempo, a diferencia del texto de Bizkaia, refleja un núcleo político estamental y no igualitario.

¿Por qué el ejemplar del Estatuto? ¿Deberíamos interpretarlo como un reconocimiento del Estatuto de Gernika como heredero de lo que antes era el Fuero representando así hoy lo mismo que las leyes que ayer fueron? Ni mucho menos. En este caso también habría que observar el contenido estatutario. Evidentemente, el autogobierno estatutario es un logro al que no se quiere renunciar y eso mismo pretende reflejar su presencia, pero sobre todo en él se contiene la Disposición Adicional que señala que la aceptación del mismo no supone renuncia alguna a los derechos que pudieran corresponder al Pueblo Vasco en virtud de su historia.

De los dos textos que había sobre el atril, fue sobre el Fuero donde, significativamente, el lehendakari puso su mano en el momento de pronunciar su juramento. El acercarse al viejo tronco, que conoció la abolición foral de 1839 y fue secándose a lo largo del convulso siglo XIX, constituyó una innovación con mucha carga simbólica. Es el único momento en el que el lehendakari se encuentra solo. Es el momento en que pasado, presente y sobre todo futuro se hacen uno.