Bilbao en el mundo
La calificación de la villa como la tercera ciudad más innovadora del orbe, sólo por detrás de Londres y Chicago, deja en evidencia a quienes hace dos décadas cuestionaron y aún ahora cuestionan un modelo de desarrollo que ya es ejemplo global
LA calificación de Bilbao como la tercera ciudad más innovadora del orbe, únicamente por detrás de Londres y Chicago, según el estudio Global City Report 2010 elaborado por la internacionalmente reconocida socióloga especialista en asuntos urbanos, Saskia Sassen, quien acuñara el término de Ciudad Global hace ya 19 años, confirma a la villa como la urbe que mayor desarrollo -urbanístico, social, cultural y, en definitiva, humano- ha experimentado en las últimas décadas en comparación con las cien principales ciudades de los cinco continentes. Basta considerar a la capital de Bizkaia frente a las dos metrópolis que le preceden en ese ranking para constatar que Bilbao se ha convertido en paradigma mundial. Con una superficie 37 veces menor que la de Chicago y 42 veces menor que la de Londres, quienes multiplican por siete y por cuarenta la población de la villa, y con un presupuesto escandalosamente inferior a los de la capital inglesa y la ciudad de Illinois -los 501 millones de Bilbao contrastan, por ejemplo, con los 9.000 y 5.000 millones que Londres y Chicago presupuestaron sólo en sus candidaturas a los Juegos Olímpicos de 2012 y 2016, respectivamente-, Bilbao ha logrado imponerse a Boston, París, Estocolmo, Toronto, San Francisco, Seúl, Viena, Copenhague... tras ser considerada la tercera en oferta cultural, la séptima en innovación arquitectónica, la décima en sostenibilidad y la vigésima en tecnología, algo ciertamente impensable hace menos de veinte años, cuando la villa inició lo que ahora es una regeneración que sobrepasa el mero aspecto urbanístico y que como tal es reconocida en todo el mundo. Desde que en 2003 recibiera el premio Pfizer como ciudad más saludable del Estado con los mejores niveles de satisfacción de toda Europa hasta el reciente Lee Kuan Yew World City Prize, el nobel de las ciudades, que le fue concedido en junio en Singapur, Bilbao se ha ido confirmando paulatinamente como ejemplo de transformación y desarrollo a todos los niveles gracias a la visión, precisamente innovadora, de quienes hace dos décadas supieron adivinar en una ciudad industrialmente decadente las posibilidades de un cambio tan profundo aun a pesar de aquellos que cuestionaron, y de los que todavía ahora cuestionan, el camino entonces emprendido con una idea, la del Museo Guggenheim Bilbao, que sin duda ha sido el catalizador tanto del inmenso cambio experimentado por la villa como de la expansión mundial de su imagen y, en consecuencia, de las de Bizkaia y Euskadi. No aceptarlo así, empeñarse en relativizar el alcance de lo iniciado y realizado por Bilbao y discutir sus beneficios, sólo puede ser debido a una absoluta inopia o, en su defecto, al incomprensible interés de limitar el desarrollo de la ciudad como motor que ha impulsado e impulsa a Euskadi en el siglo XXI.