Creo en la justicia
¡Qué raro puede resultar leer esta afirmación! Busco en Google no creo en la justicia y el número de búsquedas es asombroso aproximadamente 20.500.000 resultados frente a 2.320.000 resultados cuando escribo sí creo en la justicia. Claro reflejo de cómo está este país, y de cómo se sienten los ciudadanos.
Pero hoy me resulta tan sencillo como decir que creo en algunas personas, puesto que la justicia la aplican personas. Gracias a esto, a que la justicia la aplican muchas veces buenas personas y sobre todo buenos profesionales, puedo decir hoy en voz alta que confío en la justicia y mañana espero decir lo mismo.
Es cierto que, desgraciadamente, existen muchísimas mujeres maltratadas, pero también lo es que hay hombres maltratados. No he puesto el adverbio muchos en el caso de ellos para no tratar de comparar, sino de demostrar (las mujeres podemos ser mucho más dañinas que los hombres y el maltrato abarca muchos aspectos, no sólo los daños físicos, que también ellos los sufren). Por ello, aunque sólo existiera uno, me merecería igualmente la pena esta reflexión.
Aunque digo que creo en la justicia, también afirmo que aún hay mucho por hacer, también en el ámbito de la igualdad, porque sí hay hombres maltratados, aunque no con la repercusión mediática que tienen los casos de mujeres. Tristemente en los tiempos que corren, no hay servicio de atención a hombres maltratados. Cuando un hombre lo solicita en el 016 le dicen tranquilamente que sólo existe el servicio para atención a la mujer, no se contempla el caso de los hombres.
Me gustaría decir que agradezco enormemente a quien quiera que sea la persona (fiscal) que es capaz de abrir un caso por malos tratos realizadas por una mujer a un hombre y actuar de oficio. Ya está bien de creer que sólo los hombres son malos, de creer que la mujer es débil y que por ello no hace daño al hombre, de dejarle a la mujer que utilice la justicia a su antojo quedándose con todo en los casos de divorcios, haciendo falsas denuncias para quedarse con los hijos, la pensión, la casa... dejando la mayoría de las veces al hombre y padre en la miseria económica y psicológica. ¡Mujeres, seamos coherentes y no tan miserables y egoístas, y entendamos que los hijos no son sólo de nuestra propiedad y que no es justo que los utilicemos para vivir del cuento! ¡Mujeres, entendamos que las falsas denuncias son un delito, igual que lo puede ser robar!
Gracias justicia, gracias a las personas profesionales que también hacen bien su trabajo.