LAS promesas del cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika y de profundización en el autogobierno hechas públicas por Patxi López y el PSE durante la campaña electoral de 2009 y tras haber accedido al Ejecutivo vasco mediante el apoyo del PP han dado paso a la realidad de su acción de gobierno. Lenta pero paulatinamente, el gabinete López ejecuta con la connivencia de los populares un giro que se inició con la innecesaria alteración e imposición de símbolos y que alcanza a facetas que afectan directa y diariamente a las capacidades de la sociedad vasca para regir su destino en ámbitos explicitados por el Estatuto. No se trata ya únicamente del incumplimiento de éste y de la incapacidad socialista para lograr de Madrid una sola de las 36 transferencias pendientes 32 años después de su aprobación en referéndum por la ciudadanía vasca, sino del desautogobierno que en la práctica suponen muchas de las decisiones que los socialistas han tomado en ámbitos clave para el sostenimiento de las características específicas que otorgan a Euskadi los derechos históricos contemplados tanto en el Estatuto como en la Constitución y que son fundamento del hecho diferencial vasco respecto a otras comunidades y al conjunto del Estado. La "limpieza" en EITB, en palabras del popular Iñaki Oyarzábal, quien aún la considera incompleta pese a haber limitado ya el buen hacer profesional de quienes componen la plantilla del ente y, por tanto, la penetración de los medios públicos en la sociedad a la que sirven no es un hecho aislado. El Departamento de Interior que dirige Rodolfo Ares acaba de admitir que en un año ha efectuado 377 cambios en la escala de la Er-tzaintza, de los que más de cien corresponden a mandos; cambios que en esa proporción y en tan corto periodo de tiempo sólo pueden responder al mismo interés de control político -no de efectividad en el servicio al ciudadano- que está marcando a la radio televisión pública. El Departamento de Cultura, liderado por Blanca Urgell, anuncia asimismo la paralización y sustitución del Plan Vasco de Cultura tras entorpecer durante más de un año el desarrollo del Instituto Etxepare y bloquear la política lingüística. La dirección de Turismo se ha empeñado en asimilar la imagen y la calidad turística de Euskadi a la del Estado español, asimilación que se ha trasladado, contra el clamor social, al ámbito deportivo. Y es harto conocido el sometimiento de López a las directrices económicas del Ejecutivo español aun en casos en los que el autogobierno le permite obviar o alterar las medidas adoptadas en Madrid. Los ejemplos son interminables y el fin único: la homogeneización. Es una segunda Loapa, ésta de facto, llevada a cabo, a modo de caballo de Troya, desde la institución que debe velar por el autogobierno y con el agravante de eludir el filtro parlamentario o de desvirtuarlo en base a una mayoría legislativa que no se corresponde con la realidad social.