EL Sociómetro de mayo, que ayer hizo público el Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno vasco, aun a pesar de la dificultad comparativa que plantean varios cambios metodológicos y de presentación del mismo que incluyen una reducción significativa y permiten intuir un intento de matizar los resultados, vuelve a mostrar la tozuda realidad de las opiniones y mayorías de la sociedad vasca tanto en el ámbito político como en el socio-económico, con un incremento significativo del pesimismo que se refleja en un mayor desapego, el más acusado en los últimos quince años, de la ciudadanía respecto a quienes son sus representantes. Pero aun a pesar de ese desánimo, los principales parámetros del Sociómetro reflejan de nuevo una mayoría del PNV, superior ahora a la suma de PSE-PP e incluso a la de quienes se definen como apolíticos y ecologistas y que tradicionalmente tienen el plus de la indefinición o del apoyo a valores universalmente positivos. Permiten adivinar también una muy escasa estimación de la acción del gobierno que preside Patxi López, quien al parecer mantiene los problemas de comunicación a los que achacó los malos resultados de encuestas anteriores y no logra mejorar su imagen ante la ciudadanía. De hecho, posiblemente relacionado también con la crisis económica y la gestión de la misma, sólo seis de cada diez de los votantes del PSE y López repetirían, lo que se refuerza con la intención de voto respecto al recuerdo del mismo, que supondría una caída de tres puntos (15% de los votos) de los socialistas, la más pronunciada de todos las formaciones políticas, en comparación con las elecciones autonómicas de 2009 y que tiene además paralelismos tanto respecto a unas futuras elecciones de ámbito vasco como sobre unas elecciones generales. Sin embargo, en el ámbito de las definiciones políticas llaman sobre todo la atención dos aspectos. Por un lado, los resultados sobre el sentimiento de pertenencia, en los que quienes se sienten predominantemente vascos alcanzan el nivel más alto desde 1997. Por otro, la proyección sobre la opción que mejor solucionaría los problemas de Euskadi, que refleja una mayoría que elige la independencia y un abrumadora apuesta por fórmulas que mejoren y amplíen la capacidad de decisión de los vascos en dos de cada tres personas que se definen sobre el particular. En definitiva, la realidad sociológica de Euskadi se mantiene casi inalterable pero ofrece un incremento porcentual de la afinidad nacionalista y del sentimiento de pertenencia en paralelo a un más que notorio aumento de la preocupación por la situación política y económica, quizás porque la sociedad vasca ha comenzado a interiorizar más allá de las bolsas ideológicas que un mayor nivel de autogobierno se traduce también en un mayor nivel de bienestar.