l fotógrafo de Ciudad Real Ángel Gutiérrez se propuso un objetivo: conocer a fondo el verdadero muay thai y los modernos guerreros del Siam, antiguo nombre del reino de Tailandia. Para llevar a cabo el plan, viajó al país asiático hace más de 10 años y empezó a visitar los estadios en los que los turistas presencian esta disciplina sagrada, también conocida como boxeo tailandés. A Gutiérrez le impresionó el sonido de los pabellones, que rugían como leones hambrientos, y se le quedó impregnado el fuerte olor del ungüento, el medicamento pastoso que utilizan los luchadores para paliar los dolores.

Tras esas primeras aproximaciones, esquivó las rutas turísticas y se adentró en los campamentos más auténticos, los lugares donde entrenan y viven desde niños los participantes de este tipo de arte marcial primo hermano del kickboxing. Su inmersión en el muay thai, símbolo nacional de la historia e identidad del país, culminó con el retrato de las mujeres luchadoras. Su trabajo se pudo ver a principios de año en una muestra fotográfica con impactantes imágenes en blanco y negro en el espacio expositivo de la sede madrileña de B the travel brand Xperience.

El resultado de esta investigación tiene un valor artístico como documental. Va bastante más allá de la representación a menudo caricaturizada en esta parte del mundo por las películas Jean-Claude Van Damme. En la muestra titulada ‘Luchadores de Siam’, Gutiérrez profundiza en el arte de las ocho armas que utiliza las extremidades del cuerpo (manos, codos, rodillas y pies) y da a conocer a los Nak Muay (boxeadores), al Kru (profesor) y el Wai Kru (ceremonia previa al combate para rendir homenaje al entrenador, la familia y la religión). Los gritos del público y la música ensordecedora que acompaña los combates son elementos esenciales. El ambiente y la energía que se percibe en el ring también son factores a tener en cuenta en este deporte.

Además de una exposición, el fotógrafo manchego ha plasmado su vivencia en el libro ‘Lágrimas de ruiseñor’, donde de una manera íntima, informativa y al mismo tiempo emocionante reúne las instantáneas de su viaje. Los textos y el diseño han corrido a cargo de Antonio Cabello, gran conocedor de un arte marcial que engancha a millones de tailandeses, niños y adultos. En una publicación anterior (‘Muay thai vs Tauromaquia’, también con fotografías de Ángel Gutiérrez), Cabello compara el “compromiso” y la “liturgia” del arte marcial con las corridas de toros. “Este documento trata de mostrar el gran paralelismo que se da entre los luchadores de Siam y los toreros, ya que en ambos concurren circunstancias particulares que, aún siendo muy dispares en cuanto a sus conceptos, tienen una gran similitud en personas que practican ejercicios muy comprometidos y que, por tanto, se rodean de una gran liturgia”.

En un pasaje del libro, al referirse a las escuelas o campamentos de los luchadores del boxeo tailandés, la analogía alcanza el mundo del fútbol. “Hay que tener en cuenta que los campamentos están muy arraigados en Tailandia y estos son un auténtico símbolo a la hora de competir”, precisa, lo que se “asemeja a un club de fútbol, donde desde un punto filosófico se representan los símbolos locales”.

Algunas fuentes cifran sus orígenes a la época en la que el reino de Siam se estaba formando y defendían sus fronteras con este arte marcial que ha perdurado en el tiempo durante más de 700 años. Según Cabello, se remonta a “los conflictos bélicos que el reino de Tailandia mantuvo con Birmania y Camboya. Los soldados tailandeses desarrollaron disciplinas marciales para los combates realizados en distancias cortas. Aplicando técnicas como pueden ser las patadas, golpes con el puño, rodillas, espinillas, codos y fórmulas para derribar al adversario. El muay thai se convirtió en un arte esencial y estaba considerado como parte del currículum que debían poseer los monarcas para aspirar al trono”.

Carrera olímpica

En la actualidad, este deporte de contacto extremo y alto componente filosófico goza de gran difusión con federaciones y academias repartidas en todo el mundo. Ha entrado de lleno en la carrera por convertirse en deporte olímpico. Durante la 138 sesión del Comité Olímpico Internacional (COI), realizada el pasado 21 de julio de 2020 en Tokio, en el marco de los XXXI Juegos Olímpicos, fueron reconocidas oficialmente las artes marciales de kickboxing, sambo y muay thai. El director deportivo del COI, Kit McConnell, djo que “se ajustaban a la Carta Olímpica” durante su reconocimiento provisional, y que cada uno cumplía con los “criterios requeridos”.

Gracias a este nombramiento, el muay thai recibe 25.000 dólares (23.000 euros) de ayuda del COI al año y podría sumarse a la lista de deportes de combate que ya forman parte del programa olímpico. Se calcula que cuenta con 135 federaciones nacionales, de las que 60 están reconocidas por sus comités olímpicos nacionales. En total ya tiene federados a cerca de 400.000 deportistas en todo el mundo. En los Juegos de París de 2024 el número de deportes podría rozar los 40, después de que el surf, la escalada, el karate, el béisbol, el sóftbol, y el skateboard fuesen incluidos en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.