En el momento de decidirse a comprar una vivienda surge el eterno dilema: ¿nueva o antigua? Para ello habrá que valorar los pros y contras de cada caso, teniendo en cuenta lo mejor y lo peor que ofrece cada una de las opciones.

Por regla general, los pisos recién construidos ofrecen varias ventajas claras a los compradores. Algunos vienen equipados con la última tecnología, como dispositivos inteligentes de ahorro de energía, paneles solares, sistemas de seguridad controlados vía app e incluso estaciones de carga de vehículos eléctricos. Detalles todos ellos que contribuyen al bienestar y que pueden suponer un importante ahorro con el paso del tiempo. De hecho, en el capítulo energético, cuando se trata de eficiencia, las nuevas construcciones generan un 60% menos de emisiones de CO2 por hogar.

Además de ser elegantes y modernas en el propio diseño de la fachada y los materiales utilizados, las nuevas viviendas también ofrecen la ventaja de proporcionar un lienzo en blanco para la decoración de interiores y los electrodomésticos. Los compradores podrán elegir los colores que prefieran para las paredes, la disposición de las habitaciones y otros añadidos, y podrán darle su toque personal cuando se instalen.

A ello se une el hecho de que a menudo es más fácil conseguir una hipoteca para comprar una vivienda de nueva construcción. Esto se debe a que algunos promotores a veces tienen un departamento de financiación, lo cual puede ayudar a facilitar el proceso y reducir gastos extra.

Otro punto a tener en cuenta al elegir entre una casa nueva y una antigua es que en el primer caso se pueden solicitar ya cambios sobre plano para ajustar el interior al gusto y las necesidades particulares, de modo que una vez entregada la vivienda ya esté a la carta para quienes residirán en ella sin necesidad de tener que enfrentarse a incómodas obras de reforma.

Como en todo estreno, la sensación de entrar a vivir en una casa nueva, inmaculada, resulta muy gratificante teniendo en cuenta el gran desembolso que supone la compra de vivienda.

Privilegios de una vivienda histórica

Por su parte, las propiedades antiguas también suelen contar con ventajas o privilegios. Frente a la eficiencia energética y las garantías de la obra nueva, uno de las principales factores que puede inclinar la balanza a su favor es la ubicación. En muchos casos, las nuevas promociones se suelen construir en las afueras de la ciudad o en zonas con construcción constante, si bien las casas más antiguas a menudo se encuentran en vecindarios céntricos de las grandes ciudades, bien urbanizados y rodeados de todo tipo de servicios, desde comercios de la práctica totalidad de gremios a infraestructuras médicas, financieras, de ocio, hostelería, etc.

Este punto es especialmente relevante para determinados grupos de edad, como es el caso de los compradores de la generación milenial, que están haciendo subir los precios de la propiedad hasta el 40% en zonas que son ejes de bienestar y desarrollo en el futuro. Es decir, espacios de nueva urbanización que compaginan los servicios esenciales con las zonas de esparcimiento en las que moverse sin necesidad de utilizar el coche.

En el caso de las viviendas ya existentes, los compradores suelen tener más poder de negociación, ya que los precios se pueden ver influidos por el estado de la propiedad y la demanda de los consumidores, lo cual crea margen para negociaciones.

Pero no solo se ha de tener en cuenta la ubicación al considerar la compra de una casa antigua. El carácter de la misma es lo que más atrae a muchos compradores a estas viviendas. Y es que las propiedades históricas ofrecen detalles arquitectónicos singulares, como pilares decorativos, ladrillo o vigas a la vista o techos altos que amplían la sensación de amplitud, decorados con molduras de diseños especiales. Pese a que cada cual puede diseñar una nueva construcción como desee, esta no tendrá esos detalles de época ni la historia tras ellos.

Problemas de inversión

Respecto a la inversión necesaria para la adquisición de la vivienda, cabe resaltar que las de nueva construcción suelen tener un precio superior al de una casa antigua de similar tamaño. Los expertos estiman el sobrecoste en un 20% más. No obstante, es difícil decir si el valor se mantendrá con el tiempo, especialmente puesto que las nuevas construcciones se suelen hacer en lotes más pequeños o ubicaciones sin probar.

En materia de economía, las casas antiguas también tienen su riesgo, puesto que suelen costar más a largo plazo por reparaciones y mantenimiento.

Con todo, es de vital importancia examinar minuciosamente todas las opciones antes de tomar una decisión sobre el inmueble a adquirir.