Bilbao - Por ahora la mayor parte de empresas vascas salen indemnes de la guerra comercial entre China y EE.UU., que ha subido de nivel esta semana al optar el gigante asiático por devaluar su moneda generando un seísmo en los mercados financieros. Más allá de los vaivenes bursátiles, la caída del yuan perjudica a los exportadores a China, algo que no es muy común entre las compañías vascas. Al contrario, Euskadi es un gran importador del país oriental y para comprar viene bien que la moneda local esté baja porque abarata las operaciones. “Por ahora, tranquilidad”, señala a DEIA Alex Arriola, director de Spri, la agencia de desarrollo empresarial del Gobierno vasco.

Antes de incorporarse al departamento de Arantxa Tapia, Arriola vivió más de siete años en China trabajando de director de compras de una gran empresa vasca. Conoce la realidad de allí y los efectos que tiene un movimiento como el realizado por el Gobierno de Xi Jinping. “Es un arma de doble filo. China no puede tener la moneda devaluada eternamente porque tiene efectos adversos a nivel interno. Ganas competitividad fuera pero reduces la capacidad adquisitiva de los propios chinos”, expone.

El Ejecutivo vasco lanza un mensaje de calma. Una situación así siempre genera daños colaterales, pero las dos potencias están condenadas a entenderse. “Es difícil de saber cómo va a terminar esto, yo creo que no lo saben ni Trump ni Xi Jinping, pero tarde o temprano tendrán que sentarse a hablar. De esta forma China aleja a los inversores. Esto no beneficia a nadie”, remarca Arriola.

De momento la pérdida de valor de la moneda china no tendrá grandes efectos en Euskadi. Y es que China es sobre todo un vendedor para las empresas vascas, el tercero más importante a nivel mundial tras Francia y Alemania. Si las compras anuales son de unos 1.100 millones de euros, lo que se vende a China es menos de la mitad, 480 millones. Para quienes compren allí las operaciones incluso se abaratan con esta medida.

Por otro lado, entre las empresas vascas exportadoras que sí están perjudicadas destacan los sectores de máquina herramienta y de productos metálicos, que se encarecen en aquel país, si bien es un lastre que sufren también el resto de competidores internacionales. En cuanto a las empresas vascas que tienen fábricas en suelo chino, Arriola no espera tampoco un gran impacto. “La mayoría producen allí para vender allí. No va a haber grandes cambios a corto plazo”, señala el director de la Spri. En todo caso, la administración vasca se mantiene alerta del desarrollo de la guerra comercial, que va a contribuir “a inundar” el mercado europeo. La propia consejera Tapia remarcó ayer en Cadena Ser que la peor parte se la llevarán los productos agrícolas, a los que sí les llegará más competencia. El veto por parte de EE.UU. a China y viceversa hará que estos productos “busquen mercados alternativos, como Europa, lo que puede afectarnos directamente”, dijo la consejera.

Si la preocupación por China es por ahora pequeña, sí están causando un daño significativo a Euskadi los aranceles a productos como el acero por parte de EE.UU. “Las empresas vascas están haciendo una apuesta por la internacionalización. Contar con una planta productiva en EE.UU. les está ayudando a seguir vendiendo en el mercado local”, explica Arriola.

Frente a la incertidumbre, el Gobierno vasco apuesta por la tecnología y la innovación. “La industria vasca va bien, es un hecho. Las señales que llegan a nivel internacional preocupan, pero si tu producto está en la vanguardia vas a tener mercado. Cuando venga la crisis estaremos preparados”, avanza el director de la Spri.

Desde el ámbito académico se coincide en que Euskadi esquivará el impacto de la devaluación del yuan. “No va a afectar a corto plazo, aunque sí puede haber consecuencias si continúa la incertidumbre en los mercados. Esto puede encarecer la financiación de las empresas y del Gobierno vasco”, señala Joaquín Arriola, profesor de Economía de la UPV/EHU.

El experto también resta peso a la devaluación del yuan, que enmarca en una estrategia de defensa por parte de Pekín ante la ofensiva de EE.UU. “No hay que confundir el impacto en el mercado financiero con la actividad económica”, incide, y recuerda que el veto mutuo en el sector agrícola beneficia a otros grandes productores como Brasil. Respecto a las empresas vascas la pelota está en el tejado de Europa ya que de cómo encare Bruselas la guerra comercial dependerá el posicionamiento de Euskadi, recuerda el economista.