BILBAO - La Fundación BBK se ha marcado como reto diversificar sus vías de ingresos los próximos años de forma que se reduzca su dependencia financiera de Kutxabank hasta el 80% en el horizonte de 2023. Para conseguirlo, la antigua caja de ahorros vizcaina está en fase de creación de una cartera de participaciones industriales, un instrumento de inversión que le permitiría elevar sus ingresos y seguir cumpliendo con sus dos cometidos: alimentar la obra social y ser un agente activo del desarrollo económico del país.

El presidente de BBK, Xabier Sagredo, defendió esta apuesta ayer en el I Foro de Fundaciones Bancarias celebrado en Bilbao. Las jornadas estaban concebidas como una puesta en común del sector en torno a su futuro y una de las cuestiones a debate fue la diversificación de los ingresos de las fundaciones, accionistas con mayor o menor participación de un banco, pero centradas en sostener la obra social de las extintas cajas de ahorros.

Cinco años después de su transformación en fundación, BBK reunió a las 14 fundaciones bancarias del Estado -incluidas Kutxa y Caja Vital-, que también afrontan retos como la digitalización y la búsqueda de rentabilidad.

La jornada contó con las intervenciones institucionales del consejero vasco de Hacienda y Finanzas, Pedro Azpiazu, el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto y la subsecretaria de Economía y Empresa, Amparo López Senovilla. El diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, respaldó con su presencia el foro. Tampoco faltó el presidente de Kutxabank, Gregorio Villalabeitia.

El exministro de Economía y exvicepresidente del Banco Europeo de Inversiones, Román Escolano, y la responsable de Política Social de la fundación bancaria italiana San Paolo, Marzia Sica, ofrecieron una visión comunitaria de los retos del sector.

obra social y diversificación En la apertura de las jornadas, el presidente de la Fundación BBK, Xabier Sagredo, recordó que proteger el negocio bancario ampliando su independencia, la apuesta por la obra social y la diversificación de las participaciones industriales son el “triángulo” que ha definido históricamente la actividad de las cajas de ahorro. A pesar del cambio el contexto regulatorio, BBK mantiene esas apuestas y busca fórmulas para reforzarlas. En esa estrategia se enmarca el Fondo de Estabilización creado por la fundación bancaria vizcaina, que cuenta con cerca de 70 millones de euros para afrontar inversiones los próximos tres años.

El objetivo es destinar ese dinero a entrar en empresas industriales que reporten nuevas vías de ingresos y no depender exclusivamente del dividendo que recibe de Kutxabank. El Fondo de Estabilización contribuiría a aumentar la autonomía y la sostenibilidad de la obra social. Al mismo tiempo, se convertiría en un instrumento de estímulo de la economía vizcaina y se reforzaría el papel de BBK como “herramienta que contribuye y es parte del desarrollo” del país, afirmó Sagredo.

“En pleno proceso de transformación con la difícil tarea de mantener nuestra esencia como entidad”, el presidente de la fundación indicó que la “vocación [de la entidad] es depender cada vez menos del negocio bancario a través de la diversificación”. Ahí entraría en juego la nueva cartera de participaciones industriales. BBK está todavía en la fase de búsqueda y definición de las inversiones, pero ya se ha fijado la meta de recibir un 20% de sus ingresos de estas compañías.

Es decir, su dependencia financiera de Kutxabank bajaría hasta el 80%. En estos momentos, BBK recibe 90 millones de euros del banco y destina a obra social cerca de 38 millones. Incrementar la base de ingresos conllevaría también ampliar el presupuesto de obra social y blindarla desde el punto de vista financiero de cara al futuro. Para alcanzar ese escenario, la fundación bancaria vizcaina invertirán en proyectos empresariales ya en marcha y otros de nueva creación y primará aquellos que tengan un perfil social.

El discurso del presidente de BBK estuvo muy centrado en el balance de los primeros cinco años con la nueva figura jurídica. Xabier Sagredo, que definió las fundaciones bancarias como “un bien común a proteger” aunque sean ellas las responsables de su propio destino, afirmó que el “tiempo” les “ha dado la razón” porque han afrontado una compleja reestucturación “manteniendo la esencia” de sus políticas sociales.

Todo ello en un contexto de crisis financiera que “asoló el sistema de cajas de ahorro” y “erosionó” los indicadores bancarios vascos “también tras la fusión de las tres cajas vascas”, que se ha consolidado durante el último lustro.