Frente a la casa de Amaia Alday (Dima, 2000) había un frontón. A los diez años un monitor le vio jugar y fue a su hogar a pedir a sus padres que la apuntaran a pelota a mano. “Conseguí una txapela en benjamín”, recuerda. Siempre estuvo ligada a la pelota, pese a que su camino se acercó al balón de fútbol.

El lunes conquistó la txapela de Plazandreak y fue decisiva para llevarse el cetro al ganar sus dos choques.

—Ganar el primer partido ayuda mucho anímicamente. Fue una alegría enorme.

Al encuentro de la ‘jaula’ ante Mirian Arraiza le faltó ritmo y acabó finiquitado con un 6-12 en 70 pelotazos. Se contabilizaron siete saques por su parte.

—Influyeron muchos factores: las cámaras, el público... Salimos las dos bastante nerviosas y fue complicado gestionar esa tensión.

En el segundo, sin embargo, estuvo soberbia junto a Uxue Osés frente a Miren Larrarte y Arrate Bergara. Mandó con su derecha potente.

—Jugar el primer partido me ayudó a soltarme un poco y salí a la cancha muy cómoda. Estoy muy contenta de haber demostrado que tengo una derecha fuerte, potente y con la que hago daño.

Además, arropó a la perfección a una pelotari joven como Osés.

—Aunque no me encontraba muy bien anímicamente, era la veterana de la pareja. Si yo perdía la cabeza, ella iba a venir detrás. Era muy importante mantenerla animada, que no se viniera abajo. Al fin y al cabo, hay que tener en cuenta que solamente tiene 15 años. Si para mí es difícil jugar un partido así, para Uxue lo es muchísimo más. Era el momento de echarme el partido a la espalda y lo logré.

Pasó del fútbol a la pelota.

—Esta es mi tercera campaña en serio. En 2018 jugué mi primer Cuatro y Medio, pero me lo tomaba más como una afición. Me dedicaba al fútbol, que era mi deporte principal. Poco a poco me di cuenta de que el ambiente que se genera en los frontones era mejor que el del fútbol y decidí dedicarle tiempo a la pelota con seriedad. Ahora solo me dedico al frontón.

Si le dicen en 2018 que iba a ganar la txapela de Plazandreak...

—¡No me hubiera creído ni que iba a volver a estar en un frontón! No me esperaba ganar un campeonato tan grande. Plazandreak no es como los demás: es especial, es diferente. En 2020 llegué a la final, pero perdí.

¿No le costó adaptarse a la mixta?

—Tengo poca paciencia y para jugar con pelota goxua la necesitas. Me llamaron de un campeonato con pelota mixta y no me lo pensé dos veces.

Hay futuro.

—Sí. Quizás necesitamos que las pequeñitas que vienen por detrás tiren un poco para mantener la llama viva. El trabajo que se está haciendo en Bizkaia es impresionante.

¿Se puede sentir referente?

—Puede ser. Estamos jugando al máximo nivel femenino y por suerte me ha tocado vivir esto. Estoy muy orgullosa de ser un referente de las que vienen por detrás. Las que estamos arriba lo somos. Hay campeonatos, hay partidos y no tenemos que dejar la pelota por ser mujeres. Todas somos referentes.

“Hay futuro. Quizás necesitamos que las pequeñitas que vienen por detrás tiren un poco”

“En el partido de parejas yo era la veterana y era el momento de echarme el partido a la espalda”