Iker Arretxe (Luzaide, 1985) lo tenía claro. "Sabía que este momento iba a llegar", desvela. El pelotari navarro de Baiko Pilota dirá el viernes agur a la pelota a mano profesional después de quince años en las filas de la marca bilbaina. El frontón de Aiegi, lugar que jamás ha transitado en los más de 750 partidos de su polifacética trayectoria, será el escenario en el que ponga punto final a sus tres lustros en la élite. "Jugaré con toda la ilusión del mundo y lo daré todo en la cancha. Será un día especial", desgrana el delantero, que compartirá gerriko con Rubén Salaverri frente a Darío-Garmendia. "Por el covid-19 no sé muy bien cómo responderá la gente, pero la familia, los amigos y los compañeros me animarán", relata.

Al echar un vistazo al retrovisor, Arretxe II, que debutó con Asegarce, ahora Baiko, e1 11 de junio de 2005 en el Labrit, acumula un buen puñado de temporadas como estelarista individual, además de participar en los Campeonatos de Parejas de Primera de 2012 y 2013 junto a Aritz Begino. Fue también campeón del Cuatro y Medio de Segunda a los pocos meses de debutar -venció a Retegi Bi por 22-21-, fue finalista del Manomanista de Segunda en 2006 -perdió ante Berasaluze IX por 22-21- y tiene dos coronas del Parejas de Segunda en tres participaciones -ganó en 2006 con Begino ante Larralde-Arizmendi (22-12) y en 2010 con Ibai Zabala ante Saralegi-Eskudero (22-7), mientras que cayó en 2008 junto a Eskudero frente a Retegi Bi-Argote (22-2)-.

"Estoy contento con el camino que he hecho. Hacer quince años en profesionales es algo increíble en los tiempos que corren. He podido jugar las tres competiciones de Primera y tengo varias txapelas de Segunda. Estoy feliz", confiesa el pelotari navarro, quien asegura que "todo ha ido muy rápido por el tema del coronavirus". Es realista. "Estos últimos años no he jugado competición, pero sabía que cuando toca acabar, se termina. Ya está. Estaba hecho a la idea. Estoy feliz por todo este tiempo y porque el viernes jugaré mi último partido", sostiene el luzaidarra.

En ese sentido, Baiko Pilota pierde a un pelotari importante por su facilidad para adaptarse a cualquier situación. Pellejo de camaleón, ha jugado teloneros, estelares y terceros partidos y en verano era uno de los más activos de la promotora, dando el do de pecho en cualquier plaza, incluidas las lejanas de Castilla y León. Asimismo, fraguado como un delantero difícil de batir y dotado de veteranía, Arretxe II era un gran activo en la formación de neófitos. Es el paradigma del profesional. Tiene mérito. "Ser el número 1 es algo muy complicado. Yo he hecho mi trayectoria y me he conseguido mantener ahí. He dado todo cada vez que saltaba a la cancha y he disfrutado mucho en el frontón con grandes compañeros", admite el navarro, quien destaca que "siempre he intentado mostrar buenos valores en la cancha: respeto, sacrificio, educación... Después, la vida en el vestuario es también una experiencia muy bonita".

No obstante, en las últimas campañas, su papel también se unió al de las promesas de Baiko. "Me han tocado muchos partidos con los chavales y he intentado ayudarles. Mi rol en la empresa era jugar todos los partidos que me ponían y lo he llevado bien. Jugaba todo lo que me echaran", desliza Arretxe. De hecho, tiene el récord profesional de haber disputado ocho partidos en ocho días consecutivos y recuerda también haber jugado once en trece días. Es un todoterreno. "Hubo un verano en el que hubo muchas lesiones y no había chavales para Segunda, así que me tocaron a mí todos", evoca el luzaidarra. "Durante los meses estivales se disfruta mucho, porque estás más encanchado", cuenta.

Muchos momentos especiales

A la hora de hacer balance, Iker Arretxe no puede quedarse con un único momento especial -"he vivido muchos", dice-, pero sí que recuerda a compañeros con los que ha disfrutado. El de Luzaide habla de Iñaki Eskudero, Aritz Begino, Iñaki Iza, Alexis Apraiz, Ibai Zabala o Diego Iturriaga. "Con todos ellos he estado muy a gusto en el frontón", analiza. A partir del viernes, no tiene claro qué hará profesionalmente, pero "siempre quedará tiempo de jugar a pelota".