Cuando Gilbert Duclos-Lassalle logró un triunfo de etapa en el Dauphiné de 1993 se alzó por encima de todos en el espectro de la veteranía. El corredor galo presentaba 38 años. Era el nuevo abuelo de la carrera. Ha llovido desde entonces. Los secretos arcanos de la preparación profesional cada día son menos desconocidos. Lo que concede valor a la gesta protagonizada ayer por Alejandro Valverde, que a sus 41 años ha elevado un registro complicado de batir. El corredor más longevo del pelotón alzó los brazos en Le Sappey-en-Chartreuse, meta de la sexta etapa de la prueba. Ahora, en su vasta hoja de servicios figuran 129 victorias, la penúltima fechada el pasado 3 de abril, cuando estrenó su palmarés de la presente temporada en el Gran Premio Miguel Indurain. “Sí, es un triunfo especial”, confesó El Bala, consciente de que vive sus estertores en el campo profesional. “La verdad es que todo lo que consiga ahora es especial”, añadió. “Estar delante con los mejores, disputar estos triunfos... Todo es bonito cuando has hecho tanto en este deporte”, prosiguió con halos de nostalgia, dando a entender que las conquistas del pasado son cosa de otro tiempo, aunque en sus piernas aún se proyecta el don de la eternidad, la confianza y el saber estar de un tipo que no va a perdonar hasta agotar la cartuchera.A punto de agotarse los 168 kilómetros entre Loriol-sur-Drome y Le Sappey-en-Chartreuse, donde Alexey Lutsenko pasaría al frente de la general, Carlos Verona seleccionó el pelotón, lo laminó, lanzando un pulso al Ineos. Más tarde, ya casi con la meta a vista, Miguel Ángel López sacó la capa de Superman y lanzó a Valverde. El disparado, El Bala, dejó a la zaga a Tao Geoghengan, que vio apartarse a su compañero Geraint Thomas en el fragor del esprint. El que fuera ganador del Tour está a 13 segundos del nuevo líder. “Cerca de meta López me ha dicho: ‘¿Me pongo a tirar para que no arranque nadie?’. Y le dije: ‘Venga, vale’”, explicó el murciano, después de superar cuatro puertos en los últimos 46 kilómetros de la jornada, donde se forjó la selección de los hombres que disputarían la etapa y la general, el campo de batalla donde Lukas Postlberger soltó el maillot amarillo que ahora viste Lutsenko, protegido por el Astana de Ion Izagirre, que es segundo, a 8 segundos de su compañero.

A 7 del final, Chris Froome confirmó que atraviesa un infierno, que no ha vuelto a ser el mismo y que sus opciones de estar en el Tour de Francia se reducen con cada actuación. El británico está a 11:28 de la cabeza, un mundo que hoy, con otra jornada de montaña, puede seguir creciendo. La séptima etapa se disputará entre Saint-Martin-Le-Vinoux y La Plagne, con 171,5 kilómetros de recorrido.

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