El US Open de golf siempre es un reto, la USGA no suele dar facilidades a los jugadores y prefiere que ganen los equipos. Siempre hay alguna excepción, algún año, como 2019, en que las condiciones externas simplifican la tarea, pero esta semana en Winged Foot no va a ser una de ellas. Jon Rahm visitó el recorrido de Mamaroneck, en el estado de Nueva York, hace un par de semanas, pero lo que encontró no tuvo nada que ver con la preparación del campo para el segundo major del año del coronavirus, el primero de la nueva temporada del PGA Tour que se abrió la semana pasada con triunfo de Stewart Cink, de 47 años, en el Safeway Open.

Es la sexta ocasión en que el US Open se juega en Winged Foot y solo en dos se ha ganado con registros bajo par. El último ganador en este escenario, Geoff Ogilvy en 2006, se impuso con cinco sobre par y el golfista de Barrika intuye que en 2020 el vencedor andará por ese registro. “Es el campo más largo en el que he jugado nunca”, dice Rahm sobre un recorrido de par 70 con todo tipo de trampas: el rough se traga las bolas y obliga a grandes esfuerzos para sacar golpes precisos y los greenes son de todo menos planos. “No puedes hablar de qué estrategia vas a seguir. Es como aquellos que decían que tenían un plan contra Mike Tyson hasta que recibían el primer puñetazo. Aquí ocurre igual: puedes tener un plan, pero si no la pones en la calle te puedes ir despidiendo”, apunta el vizcaino, que jugará hoy a partir de las 19.30 horas de Euskadi junto a su gran amigo Phil Mickelson y Paul Casey, compañero en la Ryder Cup.

Rahm se siente capaz de brillar en este US Open, no en vano ha ganado en dos de los campos más duros de 2020, ya que Winged Foot “no te oculta nada. Sabes lo que hay y al final es todo más un desafío mental”. Además, su rendimiento en los majors ha ido mejorando con el paso de los años y en los últimos seis acumula cinco resultados entre los quince primeros, incluido el tercero el año pasado en Pebble Beach. Los pronósticos vuelven a colocarle entre los favoritos en un torneo en el que vuelve a estar en disputa el número 1 del mundo, un premio que a estas alturas se le queda corto al de Barrika, que aspira a dejar su nombre entre los más grandes.

En el último partido de la primera jornada saldrá Adrián Otaegui, que disputa su cuarto major tras dos PGA Championship y un The Open y compartirá juego con el alemán Stephan Jaeger y el estadounidense Lee Hodges.