A pala profesional empieza ver la luz. El pasado 10 de marzo, apenas unos días antes de que se comenzara a dar pasos acelerados hacia el estado de alarma y el confinamiento general, Innpala presentó el Torneo Urrezko Pala Pro de Mungia, pero quedó varado antes de cruzarse siquiera un solo pelotazo. La pandemia del coronavirus covid-19 afeitó en seco el leño y a sus protagonistas, ya enchufados a una de las citas más populosas de la campaña. La promotora, integrada en el conglomerado empresarial de Baiko Taldea, se atuvo a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo del que inició los trámites el lunes para levantarlo. Así, todos los integrantes de la plantilla se reunieron con la operadora el pasado viernes para ir valorando cómo se irán sucediendo los acontecimientos. Todo apunta a un regreso a finales de este mes. Quizás en los Sampedros de Sopela.

Entretanto, tal y como explica Pablo Fusto (Buenos Aires, 1980), los pelotaris tienen ganas de volver a vestirse de blanco. "Con toda la experiencia que tengo en la pelota profesional -debutó en 2003 en el Club Deportivo- nunca había pasado tanto tiempo sin tocar una pala", desvela el seis veces campeón del mundo Individual. El delantero cuenta que "tengo mucho mono de volver a la cancha". "No nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos en muchas ocasiones. El ser humano, desgraciadamente, es así. He hablado con los compañeros y nos gusta sentir esa sensación de ganar o perder. Llevamos toda la vida compitiendo y hay que volver a acostumbrarse a ello", sostiene el argentino, quien, además, explica que "nos pudimos ver todos los pelotaris en la reunión y nos pusimos muy contentos, la verdad".

De cara al regreso a los ensayos, Fusto advierte del peligro que puede existir para las "manos" de los palistas. "De entrenar y hacer trabajo físico, generalmente, tengo las manos trabajadas, pero ahora mismo están igual que las de un niño. No podemos perder el callo, ya que si se abre, cuesta mucho taparlo", determina el potente delantero suramericano. Asimismo, recita el veterano campeón que lo ideal sería "no empezar a tope". "En un mes quizás no lleguemos a estar al cien por cien, pero el cuerpo ya volverá a acostumbrarse a los entrenamientos. Hay que ejercitar los músculos, los tendones, las articulaciones€ Más todavía al ser la pala un deporte de alto impacto", desbroza el bonaerense, quien revela que "hay que tener cuidado para no confundir las ganas que tienes de entrar en la cancha y estar serenos a la hora de afrontar cada sesión de frontón". En este sentido, Fusto habla de "paciencia" como factor fundamental en las nuevas rutinas. "Es necesario basarse en las sensaciones de cada uno", argumenta el argentino. La plantilla, en la que el lezamarra Asier del Río sigue sumando horas de vuelo antes de dar el salto, está a la espera de comunicación para reiniciar los ensayos en el frontón.

En cuanto a la situación personal del delantero, en el confinamiento hubo momentos complicados. "Intenté entrenar en casa todo lo que pude, pero no tuve oportunidad de realizar ejercicios de fuerza al no disponer del material", cuenta el suramericano, que tenía los aperos necesarios para ello en las taquillas del frontón Bizkaia de Bilbao y no pudo recuperarlos hasta la desescalada. Incluso, con la intención de reforzar el trabajo físico en casa, realizó pedidos a través de Internet que se quedaron en el limbo. De este modo, Fusto optó por reinventarse y bucear por la red en busca de rutinas en las que el principal escollo era su propio peso corporal. "Muchos días he entrenado hasta dos veces al día con clases de crossfit o similares. Adelgacé un par de kilogramos o tres y, al regresar un poco a la actividad, las sensaciones están siendo buenas", finaliza. Tiene ganas.