L baloncesto le dio la oportunidad a Ane Olaeta (Gernika, 1999) de iniciar una nueva etapa de su vida al otro lado del Atlántico. Una vez terminados sus estudios de secundaria, surgió la opción de acudir a una universidad de Estados Unidos y jugar en la NCAA. La oportunidad perfecta para compaginar el deporte y los estudios mientras aprendía un nuevo idioma. Con ese objetivo Olaeta se enroló en las filas de las California Baptiste Lancers. Tuvo que adaptarse al nuevo estilo de vida, aprender a comunicarse con el idioma y conocer un baloncesto diferente. Con paciencia fue haciéndose un hueco y en su tercer año llegó a brillar en la primera división del baloncesto universitario. Al término forzado de la temporada, la base vizcaina lideraba la conferencia Western Athletic en asistencias.

Los primeros meses de Olaeta en California no fueron sencillos. Fue un cambio de vida radical, que también se notó a la hora de entrenar con su nuevo equipo. "De entrenar tres días a la semana, empecé a hacerlo casi todos los días y haciendo pesas tres días. La mitad de mi vida pasó a ser para el baloncesto, casi como si fuera una profesional", declara la gernikarra, que tuvo que adaptar su estilo a un juego "muy físico" y "diferente". Aunque con el paso del tiempo los resultados son obvios y Olaeta está plenamente consolidada en la NCAA. "Creo que he mejorado el tiro, luego también he aprendido a cambiar de ritmo y no a jugar exclusivamente a correr, pequeños detallitos", apostilla y reconoce que le ayudó su experiencia en Liga Femenina, donde debutó con 16 años.

Aunque la adaptación más complicada no fue en la cancha, sino fuera de ella. "No sabía si llorar, reír o volverme para casa. Pensaba que sabía inglés pero no era así y cuando llegué tenía dificultades para comunicarme", recuerda. Olaeta necesitó "unos cinco meses" para adaptarse completamente y a partir de ahí todo fue rodado: "Es una experiencia genial. He aprendido el idioma mucho mejor, una nueva cultura y he conocido gente de otros países. He crecido como persona y jugadora".

Una vez adaptada, el rendimiento deportivo también comenzó a mejorar y este año dio un paso adelante convirtiéndose en pieza clave de su equipo y destacando principalmente en el apartado de asistencias. "Tengo que agradecérselo a mi entrenador, que siempre me dice que pase el balón y a mis compañeras, que son grandes tiradoras y me hacen parecer mejor de lo que soy", reconoce Olaeta, que no se conforma con lo realizado: "Creo que soy una jugadora que puedo aportar más y me exijo para ello. Nunca estoy satisfecha".

El futuro siempre es incierto para una jugadora de baloncesto en sus primeros pasos, pero esta situación crea un escenario lleno de dudas para Olaeta, que no sabe si podrá volver o no a Estados Unidos y terminar su carrera de Magisterio. "En principio tenemos que estar ahí el 1 de agosto pero todavía no se sabe nada. Para un año que me queda quiero terminarlo allí", afirma la vizcaina. Lo que sí que tiene más claro es que tratará que su futuro cercano esté ligado al baloncesto. "Me gustaría venir a casa porque se echa de menos estar con la familia y las amigas de Euskadi y no sé cómo ni dónde, pero me gustaría seguir con mi carrera de baloncesto", declara. El siguiente capítulo de una jugadora que dio el saltó a Estados Unidos y vuelve como una base que consiguió destacar en la NCAA.

"Creo que soy una jugadora que puedo aportar más y me exijo. Nunca estoy satisfecha"

Jugadora de los California Baptist Lancers

"Es una gran experiencia. He conocido una nueva cultura y he crecido como persona y jugadora"