EL Amorebieta, en términos numéricos, es uno como local y otro como visitante. Si bien la propuesta futbolística de Iñigo Vélez de Mendizabal es innegociable sea cual sea el escenario y el rival de turno, lo cierto es que los frutos obtenidos resultan concluyentes a la hora de comparar los resultados en casa y a domicilio. En los dos encuentros disputados en Lezama, los azules, enérgicos e incisivos, han sumado cuatro puntos al ganar con remontada incluida al poderoso Almería (2-1) y firmar las tablas con el Burgos (2-2), con un balance de cuatro goles a favor y tres en contra. Lejos de Bizkaia, mientras tanto, los zornotzarras sufren hasta el punto de haber marcado un único gol y sumar solo un punto en cuatro encuentros.

A las derrotas sufridas ante Girona (2-0) y Mirandés (2-0) en las dos primeras salidas del curso se unió el sufrido empate en Ibiza (1-1) y en la tarde del sábado el tropiezo frente a un Leganés en crisis al que le sirvió un solitario tanto en la primera mitad para vivir de las rentas y llevarse el gato al agua. Volvió a pagar caro el Amorebieta su falta de efectividad en el remate, un debe convertido ya en losa que lastra el colectivo. En Butarque fue Koldo Obieta, en la última acción de la primera mitad, quien desperdició una ocasión de gol o gol que bien pudo cambiar el desenlace del envite. Falló con todo a favor en línea de gol el punta gernikarra y, tras la reanudación, al equipo se le fue la luz. De pronto, sin previo aviso, se hizo la oscuridad en el feudo del conjunto pepinero, que tiró de tablas y experiencia para dormir el partido e impedir que el Amorebieta pudiera incluso acercarse a las inmediaciones de la portería defendida por Iván Villar.

De nada sirvieron los cambios de Iñigo Vélez, que lejos de mejorar al grupo, tuvieron un efecto adverso para los intereses del conjunto zornotzarra, al que le cuesta horrores ver portería como visitante. A pesar de igualar los diez remates del Leganés y disponer de tres saques de esquina más que el rival, los de Iñigo Vélez hicieron el viaje de vuelta a casa sin punto alguno en la mochila. El bloque, serio y compacto como de costumbre, demostró por quinta semana consecutiva estar preparado para competir de tú a tú con cualquier adversario de la categoría, pero los resultados reflejan que, con eso, a día de hoy, no basta.

El Amorebieta necesita más. Un plus. Y ese factor extra que permita sumar con una mayor regularidad a fin de escalar posiciones en la clasificación pasa por un doble reto conocido y señalado de antemano. Por un lado, mejorar a la mayor brevedad posible la eficacia en la definición, sobre todo, a domicilio, y por otro, sellar la portería propia.

1,5 goles por partido

Hasta la fecha, sin ir más lejos, los azules no han podido negar el gol a ningún rival y encajan una media de 1,5 tantos por partido, lo que pone de manifiesto la importancia de dar un paso adelante en labores defensivas para no depender en exceso de la producción ofensiva. En caso de querer ver la botella medio llena, no es menos cierto que de los seis encuentros ya disputados en la esperada temporada del estreno en LaLiga SmartBank, solo en los dos primeros cedió por más de un gol de diferencia un siempre combativo Amorebieta. Con tres derrotas, dos empates y una victoria en su particular hoja de servicios, los vizcainos miran de frente a cada rival, pero necesitan saldar cuentas pendientes como las citadas para poder crecer en la competición.

Tiempo, y no poco precisamente, hay por delante para ello, pues faltan todavía 36 jornadas para el término de una liga regular que enfrentará el sábado a los zornotzarras y al Eibar en Lezama. Los armeros, que ya mordieron el polvo en pretemporada ante el Amorebieta en Urritxe, serán los próximos en poner a prueba a un equipo que volvió a quedarse con la dolorosa sensación de haberse ahogado en la orilla en Butarque. Igualados ahora a puntos con el propio Leganés y con dos más en el zurrón que el Alcorcón, nuevo colista de la categoría y primer club en cambiar de entrenador al destituir a Juan Antonio Anquela tras perder 0-4 contra el Almería el pasado viernes, los de Iñigo Vélez continúan a tiempo de todo, pero obligados también a corregir errores individuales y colectivos que se repiten con el foco puesto en los compromisos a domicilio.