- En medio de un aspecto desolador, con las gradas vacías en cuatro de los seis escenarios, la ida de la Europa League cumplimentó, a medias, la ida de los octavos de final de una competición con el futuro en el aire.

La crisis del coronavirus que cada vez invade más partes del mundo propició un día de fútbol atípico. Sin fiesta en el interior de los recintos y más pendiente de la situación del exterior que de lo que sucede en los terrenos de juego.

Puede que ayer fuera el último día de competición europea, con el balón en juego. La UEFA ya anuló el Juventus-Lyon y el Manchester City-Real Madrid, los duelos de octavos de la Champions pendientes de definir. En los próximos días puede poner el cierre, como mínimo provisional, también a la Europa League.

Las eliminatorias entre el Sevilla y el Roma y la del Inter y el Getafe ni siquiera echaron a andar en este torneo. En las seis series restantes, el Commerzbank Arena de Fráncfort, el Raiffeisen Arena de Linz, el estadio Karaiskaki de Atenas y el Volkswagen Arena fueron a puerta cerrada. Sin gente. Sólo el Basaksehir Fatih Terim Stadyumu de Estambul y el Ibrox Stadium de Glasgow dieron sensación de normalidad.

Sobre el césped y a la espera del destino que fije la expansión y el influjo de la enfermedad, el balón encarriló la clasificación del Manchester United, del Basilea, del Bayer Leverkusen y del Shakhtar Donetsk, que ganaron a domicilio.

Partidos de ida: