La tarde comenzaba tranquila en Murgia. El calor y la sobremesa animaba a muchos de los vecinos de la localidad alavesa a cobijarse en la sombra de las terrazas con sus cafés y sus copas. Además, era la hora de la siesta y la plaza del municipio alavés no estaba muy animada. Los pequeños grupos de comensales que se daban cita en el Casa Patrón estaban ajenos al Giro y los que apuraban sus consumiciones en el Zuia Kafe Plaza también eran ajenos a lo que pasaba en la carrera italiana a miles de kilómetros de allí.

Uno de sus vecinos afrontaba la crono final con opciones de acabar en el segundo puesto de la general de la corsa rosa y el ambiente era frío. La Taberna Ioar reunía a un pequeño grupo de fieles del ciclista del Bahrain. Por allí estaba Santi Uriarte, quien aseguraba minutos antes de la salida de Landa que vería la carrera tranquilamente desde casa ya que pensaba que estaba todo el pescado vendido. "No creo que remonte" aseguró.

Sin embargo, a medida que se acercaba la hora de la salida del corredor provincial, la animación fue en aumento. Por allí apareció Isa López, camarera de la taberna Ioar, y una de las más fieles seguidoras de Mikel Landa. De hecho, en el pueblo la conocen por la cansina de Mikel. Su más fiel seguidora y una optimista por naturaleza. "Estoy todo el día diciendo que va a ganar a todo", aseguraba momentos antes de que el alavés enfilase la rampa de salida. "Ya le digo que tiene que ir con ruedines para que no se caiga", bromeaba antes de que el ídolo local tomase la salida.

Gritos de ánimo

Fue hacerlo y el interior del bar gritó al unísono: "EGURRE MIKEL". "Va a quedar segundo", aseguraba Isa. Félix Jungitu compartía pronóstico. "Hay que apostar fuerte y creer en él", añadía este vecino de Murgia. El optimismo era generalizado. "Si Isa dice que queda segundo, queda segundo". Nadie se atreve a llevarle la contraria a esta fogosa forofa. Confianza ciega en Mikel Landa. La que también tenía Ana Larrazabal. "Lo va a hacer bien", vaticinaba, a la vez que vaticinaba quien sería su relevo en el ciclismo profesional en unos años. "El presente es Mikel, pero el futuro es de Oihan Larrazabal", comentaba. Amor de tía hacia su sobrino, un corredor con hechuras que ya brilla en categoría sub-23 en el Zuiano y que tampoco quiso perderse la crono final.

Este joven ciclista disfrutó de la última etapa del Giro en el bar de las piscinas con buena parte de la peña que tiene Mikel en su localidad. Allí el ruido era ensordecedor. Bocinas, tambores y gritos de guerra cada vez que su paisano aparecía por televisión. "Ese Mikel como mola, se merece una ola, eeeeeeeup", cantaban al unísono Iñaki Abad y su cuadrilla.

No se lo quisieron perder. Y es que, pese a que una nutrida representación de vecinos de Murgia y también de Amurrio se desplazaron hasta Verona para animar in situ al corredor alavés, los que se quedaron en casa quisieron disfrutar juntos del regreso de su vecino a un podio de una grande siete años después.

Fiesta y alegría por todo lo alto. "Mikel, Mikel, Mikel es cojonudo, como Mikel no hay ninguno...", coreaban los peñistas de Indar Zuia. Ni las primeras referencias en las que Carapaz aumentaba su renta les desanimaron. Más cánticos en honor a su vecino y amigo. Querían hacerle llegar sus ánimos a miles de kilómetros de distancia. "Ese Mikel cuando viniste por el Gorbea salió el sol, te has convertido en nuestra estrella, en nuestra nueva ilusión", entonaban al ver a Landa por la televisión. "¡Vamos Landa!", "Aurrera Mikel!", "Dalo todo, venga que sí Mikel, que sí", gritaban desde las butacas del bar como si estuvieran en el arcén de la carretera por donde pasaba la crono.

Incansables al desaliento. Y felices, pese a que al final su paisano no pudo escalar hasta el segundo escalón del podio y terminó tercero, tal y como había comenzado, un resultado que les dejó satisfecho a todos ellos. En ese momento, comenzaron las bromas hacia Isa. "Que hable ella que es la entendida...". "Isabel, Isabel, Isabel... te quiero", vociferaban. Así fue. La camarera del Ioar Taberna dio la cara por su vecino. "Tenemos podio que es lo que importa", precisó a la hora de hacer balance de la carrera.

Satisfecho también acabó Txomin Iturrate, un amigo de la cuadrilla de Mikel. "La crono no es su fuerte, pero lo ha dado todo. Se vacía", señalaba orgulloso. También lo estaba Pedro del Reguero, el aficionado más veterano de los presentes. "Ha acabado sin fuerzas, pero ha hecho un Giro elegante. Es el único que da espectáculo". No le podían pedir más. Estaban felices y así lo resumía Oihan Larrazabal. "Después de tantos años de caídas, está bien un podio", resumía feliz el joven corredor zuiano. De él dicen que es el futuro. El presente es Mikel Landa y ayer sus fieles no quisieron dejarle solo: "EGURRE MIKEL", gritaron al verle al fin en el podio final.