Cuenta Joseba Elgezabal, masajista de Tadej Pogacar, que el esloveno dispone de un enorme margen de progresión, que el campeón del Tour de pasado curso, de regreso a la competición en los paisajes de su infancia, está mejor que nunca. "Increíble", remarca con el entusiasmo del que conoce cada recoveco de la musculatura del fenómeno. A Pogacar, jovencísimo, no se le intuye límite. Es un ciclista en progresión, aún por tallar, por definir. Asusta pensar que es un recién llegado. Pogacar es un ganador sin parangón. Levita por encima del resto el líder del UAE.

Por eso venció en cuanto la montaña asomó en el Tour de Eslovenia. Su hoja de servicios es la pechera de una general que acumula gloria en la vitrina allá por donde pasa. Brotó el genio con esa gracia de los los elegidos, tipos talentosos capaces de todo sin aparente esfuerzo aunque Pogacar se haya pasado casi un mes en las alturas de Sestriere (Italia) para componer la aproximación al Tour. Desde Eslovenia mandó un mensaje rotundo de cara a la Grande Boucle.

En el campo base de Eslovenia, Pogacar demostró el material del que está hecho. Oro puro. Macizo. Solo necesitó que la carretera se pusiera altanera para evidenciar su jerarquía sobre el resto. Pogacar, capaz de derribar todos los muros y derrocar los lugares comunes, alcanzó la cima con la suficiencia de los que no pertenecen al mundanal ruido. Pogacar está predestinado. Tras de sí dejó los escombros de su dominio absoluto. Un puerto de segunda fue su Cabo Cañaveral. En Svetina, a 22 kilómetros del final, se propulsó. No hay distancia que apure a Pogacar. Lo mismo francotirador que ejecutor a quemarropa.

Pogacar coronó la montaña con casi 1 minuto de ventaja. La amplió después. En el repecho final, 1,9 km al 7,2% tomó aún más renta. Apenas 22 kilómetros le bastaron para imponer su sello y dejar la carrera sentenciada. Mohoric, segundo en la cumbre, se dejó 1:22. Jonathan Lastra fue noveno, a 1:25 del fenómeno. Pogacar solo sabe ganar. No conoce otro lenguaje. Es su credo. Siete triunfos le contemplan en apenas 24 días de competición. Ese es su rap, la música que canta sin desmayo. El esloveno, mentalidad de campeón, no se desvió ni un centímetro de su ascendente. A pesar de que se le exige el éxito en cada aparición, el líder del UAE respondió punto por punto al reto. Pogacar es fiel a su manual de estilo.