coronavirus

La esperanza, todavía, se colaba entre los más optimistas y quién más quién menos tamborileaba los dedos estirando el tiempo, como esos relojes blandos de Dalí. La pandemia, veloz y voraz, no amainó. Desbordó el sistema sanitario y colocó al borde del colapso su capacidad. El coronavirus no era un cuento, era un leviatán que se sigue cobrando miles de víctimas. Frente al mayor desafío del siglo en occidente, la alarma sanitaria obligó a la suspensión de toda actividad. El ciclismo tampoco resistió la embestida.

Las cancelaciones de pruebas se sucedieron. Se tachó la Volta a Catalunya, que esperaba a finales de marzo y le siguió la Itzulia, que aguarda turno en abril. Antes del inicio de la cita señera de Euskal Herria, también se borró el Gran Premio Miguel Indurain. La Klasika Primavera de Amorebieta, que debía rematar la semana vasca de ciclismo había anunciado con anterioridad, cuando el coronavirus no era una preocupación, que no celebraría la carrera por falta de apoyo económico. La Vuelta a Aragón tampoco se puso en marcha por ausencia de empuje financiero.

Con el covid-19 trazando cada pulgada de la vida de los ciudadanos, con las personas confinadas en sus casas para contener la pandemia, las vueltas a la Comunidad de Madrid y Castilla y León trataron de hallar alternativas para situarse en abril y mayo. Era imposible. El coronovirus castigaba con violencia desde todos los costados y la competición, en cualquier modalidad, se convirtió en una quimera. En un primera instancia la Unión Ciclista Internacional (UCI) pensó en junio para devolver las carreras, pero la propagación del covid-19, retrasó el planteamiento del organismo rector del ciclismo.

GETXO Y ORDIZIA

Finalmente y siempre que la situación sanitaria lo permita, desde la UCI apuntalaron el calendario del WorldTour, del que se desprendió la Clásica de Donostia ante la imposibilidad de dar con una fecha satisfactoria para sus intereses en agosto. Apiñada la competición en apenas tres meses en la máxima categoría, la Vuelta a España encontró acomodo entre el 20 de octubre y el 8 de noviembre, no sin sacrificar su duración. La Vuelta pasará de 21 a 18 etapas tras renunciar a la salida en los Países Bajos. La carrera española partirá desde Irun y llegará a Arrate (Eibar) en su primera etapa.

Las citas del calendario ProTeam, que se dará a conocer, en principio, el día 20, contempla la disputa del Circuito de Getxo, que mantiene la fecha del 2 de agosto, su fecha oficial. El nuevo almanaque también podría dar visibilidad a la Clásica de Ordizia, que ha solicitado que se dispute el 13 de septiembre en lugar del 27 de julio, fecha que tenía asignada antes de que estallara la crisis provocada por la pandemia del coronavirus. La Vuelta a Burgos, la prueba que quedaría pendiente en el cajón de citas estatales, debate aún su celebración, prevista entre 28 de julio y el 1 de agosto. Estos podrían ser lo brotes verdes del paisaje desolador y árido que ha dejado la pandemia del coronavirus. Un campo yermo.

Celebradas

30 enero-2 febrero: Challenge Mallorca

5-9 fabrero: Volta Comunitat Valenciana

16 febrero: Clásica Almería

19-23 febrero: Vuelta a Andalucía

28 febrero-1 marzo Vuelta a Murcia

A disputarse

28 julio-1 agosto: Vuelta a Burgos

2 agosto: Circuito de Getxo

13 septiembre: Clásica de Ordizia

20 octubre-8 noviembre: Vuelta a España

Suspendidas

23-29 marzo: Volta Catalunya

4 abril: Gran Premio Miguel Indurain

6-11: abril Itzulia

12 abril: Klasika Primavera Amorebieta

24-26 abril: Vuelta a Castilla y León

1-3 mayo: Vuelta a Asturias

7-10 mayo: Vuelta a la Com. de Madrid

15-17 mayo: Vuelta a Aragón

25 julio: Clásica de San Sebastián