bilbao - Comentaba Alexander Vinokourov, mánager del Astana, en una conversación con DEIA durante la Itzulia, que los “vascos son buenos corredores, que trabajan bien”. El kazajo tiene en nómina a cuatro corredores de Euskal Herria: los hermanos Ion y Gorka Izagirre, Omar Fraile y Pello Bilbao. Además, la estructura, una de las más poderosas del WorldTour, aglutina a cuatro especialistas más de distintos ámbitos. Con el Giro de Italia respirando a dos brazadas, el Astana reclutará para la carrera a Ion Izagirre y Pello Bilbao. El cometido de ambos ciclistas será el de apuntalar a Miguel Ángel López, tercero en la pasada edición de la Corsa rosa, y tratar de acceder al podio. El gernikarra, sexto en 2018, tiene claro que sus funciones pasan por “trabajar en favor de Miguel”. Esa misma idea está instalada en el chip de Ion Izagirre. En cualquier caso, ambos podrían ser una alternativa en caso de que el colombiano no responda como se espera.

El cometido de Mikel Landa será bien distinto. Para él está reservado el papel de líder en el Movistar, que anunció el equipo con el que competirá a partir del sábado en Bolonia. El de Murgia, tercero en 2015 y vencedor de tres etapas en el Giro, contará para su asalto a la cumbre con el apoyo de Richard Carapaz -cuarto y ganador de una etapa en 2018- o Andrey Amador -cuarto en 2015, vencedor de etapa en 2012 y maglia rosa en 2016- constituyen el núcleo duro que protegerá el asalto a la gloria de Landa en la carrera que más le estimula. Alrededor de ese reto, también se sumarán Héctor Carretero, Lluís Mas, Antonio Pedrero, José Joaquín Rojas y Jasha Sütterlin. Esa legión deberá dar vuelo al alavés, que buscará ondear su bandera en Verona, donde finaliza la carrera italiana.

Al Giro se presentará por última vez, en su despedida de las grandes, Markel Irizar. El de Oñati, que abandonará la competición en la Clásica de San Sebastián, se pondrá los imperdibles en Italia para apagar su andadura en las carreras de tres semanas. Será su 21ª convocatoria para una de las grandes. En la ronda transalpina, quizás la cita con mayor poder de seducción para ciclistas y aficionados, se desenrollará la alfombra rosa para el desfile final del oñatiarra, que cada carrera en la que respira contiene el aroma de la nostalgia, como una conversación de Bogart en Casablanca. La participación de Mikel Nieve, uno de los hombres fuertes del Mitchelton, no tiene ese significado. El leitzarra, un ciclista majestuoso, impecable en la montaña, será la guardia de corps de Simon Yates, que no tiene otra intención que ganar el Giro después de su superlativa actuación en 2018. El británico se quedó corto, pero Nieve, que sabe lo que es ganar etapas en Italia, se presenta como uno de los hombres claves para el británico en el Giro, que llama a filas.