lA temporada pasada Blake Dietrick (Wellesley, 1993) solo pasó medio curso en el Lointek Gernika. Fueron unos meses en los que la norteamericana destacó por su juego en la cancha y sorprendió con su implicación fuera de ella, convirtiéndose en una jugadora muy apreciada por Maloste. La aventura de Dietrick estaba destinada a ser corta, a vivir solo unos meses en la localidad vizcaina. Sin embargo, lo que pareció un adiós se convirtió en un hasta luego y este año ha vuelto a fichar por el club gernikarra, esta vez para cumplir la temporada entera. La escolta estadounidense está encantada en el pueblo y quiere devolver todo el cariño tratando de hacer historia en el Lointek Gernika. Los lucimientos individuales no le importan y tiene claro cuál es su objetivo en su retorno a Bizkaia: "Quiero ganar la Copa y la Liga Femenina".

Para Dietrick, la decisión de volver a Gernika no fue complicada. Se enamoró de la localidad foral desde el primer día y cuando surgió la oportunidad de volver no tardó en aceptar. "En Gernika hay una energía y una vida que no puedo explicar, me encanta. Es bonito ir por la calle y que la gente me salude. También me gusta mucho el ambiente que hay en Maloste", declara Dietrick. La continuidad de muchas de las jugadoras del año pasado también influyó en su decisión de volver a vestir la camiseta del conjunto vizcaino. "Fue fácil aceptar cuando vi que muchas habían regresado. En este equipo Nai, Juana, Gigi? todas son fantásticas, no solo como jugadoras, también como personas", afirma.

En la Liga Femenina es habitual ver grandes cambios en las plantillas y muchas jugadoras venidas de fuera solo están una temporada en sus respectivos equipos. Aunque el crecimiento de la competición y el modo de vida cada vez hace que haya más extranjeras dispuestas a repetir experiencia. "Sé que Euskadi es lo mejor, pero hablé con Jewell Loyd, mi compañera en Seattle y jugadora de Salamanca, y me dijo que no quiere jugar en otro sitio que no sea España. La vida es más que baloncesto. La cultura, la gente, la comida? todo es muy bueno", cuenta. La adaptación de Dietrick a la localidad está siendo total. Domina el castellano y aunque el euskera le parece "imposible", es capaz de decir "cosas pequeñas como eskerrik asko, egun on y ese tipo de palabras".

navidad en familia La competición no para en las fechas navideñas y eso provoca que muchas jugadoras deban vivir las fiestas fuera de sus casas. Eso le ocurrió a Dietrick el curso pasado, pero este año la historia no se repitió. "Han venido mis padres y mi hermano y es algo muy importante para mí. Tenemos un árbol de Navidad y estamos teniendo unas fiestas como las de aquí. A mi no me importa el lugar, lo importante es que estemos juntos", cuenta Dietrick, que reconoce estar encantada por vivir esta época del año de esta manera: "Es perfecto ya que lo estoy haciendo con mi familia norteamericana y con mi familia de aquí".

En lo deportivo, eso sí, a Dietrick le costó adaptarse un poco más. La nueva temporada y las características de la plantilla hicieron que la norteamericana tardara unos partidos en encontrar su mejor juego. "El juego del año pasado creo que me daba más oportunidades para destacar individualmente. Este año pienso que tenemos ocho o nueve jugadoras muy fuertes y eso me gusta mucho. A veces cambiamos los quintetos enteros porque podemos. Estoy jugando menos minutos y con personas diferentes. Por eso creo que me ha costado un poco más de tiempo ajustarme", explica.

Sin embargo, en los últimos partidos la mejor versión de la norteamericana empieza a salir a la luz con más asiduidad y ya empieza a cosechar grandes números, algo a lo que tampoco da excesiva importancia: "Estamos jugando muy bien juntas y nadie piensa en sus propios números. Todo es por el Lointek Gernika, para ganar". Ese deseo por la victoria impulsa a Dietrick y a sus compañeras para tratar de cumplir unos ambiciosos pero cada vez menos utópicos objetivos.