COMPAGINAR los estudios y la carrera deportiva es algo cada vez más común en todo los deportistas, más en Estados Unidos donde su cultura deportiva apuesta por formar a sus jugadores en las universidades antes de dar el salto al profesionalismo. En el baloncesto, Duke, Carolina del Norte, UCLA? destacan por sus programas para desarrollar jugadores antes del gran salto. Corey Johnson (Ottawa, 1996) optó por otro camino. Tuvo ofertas de varias universidades pero decidió mirar el lado académico antes del deportivo y entró en el prestigioso campus de Harvard. Ahí, consiguió sacarse el título de Sociología, pero en vez de aprovechar las nuevas oportunidades surgidas por graduarse en este centro decidió optar de nuevo por otra ruta alternativa, por poner los sueños por delante de una estabilidad profesional. Así, con el baloncesto entre ceja y ceja, hizo la maleta y puso rumbo a la otra parte del Atlántico, llegando a Amorebieta para enrolarse en las filas del Zornotza, donde se ha convertido en una pieza clave y hoy jugará ante el Algeciras a las 18.30 horas en Larrea.

Johnson coqueteó con muchos deportes. Fútbol, voleibol, fútbol americano? Casualmente el hockey, modalidad rey de su país, nunca llamó excesivamente su atención. El canadiense tuvo la oportunidad de probar diferentes opciones, pero finalmente se decidió por el baloncesto, algo que había mamado desde prácticamente su nacimiento al tener como padres a dos exjugadores que ejercen actualmente como entrenadores. Casi empujado por el destino, Johnson empezó a destacar en el baloncesto, siempre muy seguido de cerca por sus dos progenitores. “Siempre he tenido cerca este deporte. Además, mi madre y mi padre llegaron a entrenarme”, cuenta. Esta situación provocó que “a veces se dieran algunas situaciones difíciles”, afirma entre risas. Pero, ante todo, Johnson está agradecido por la ayuda que le brindaron sus padres: “Me enseñaron, me apoyaron y definitivamente me guiaron por el buen camino”.

Después de un paso por el instituto de Vermont, ya en Estados Unidos, Johnson tuvo que decidir a qué universidad ir y apostó por Harvard. “Lógicamente el programa académico y tener una oportunidad de sacarme una carrera en Harvard fue lo que me hizo decidirme”, reconoce. Su llegada a la universidad de Boston fue una experiencia inesperada para el canadiense, un choque que le hizo salir de su terreno conocido y le hizo ver la amplitud del planeta: “Lo mejor de allí para mí fue la gente que conocí. Hay personas de todas las partes del mundo y es muy interesante conocer sus historias. Todo eso me hizo sentir afortunado de estar en esa universidad”.

Una vez finalizada la carrera, la disyuntiva de dejar el baloncesto y comenzar a trabajar en ese nuevo terreno pasó por su mente. Sin embargo, Johnson no tardó mucho en darse cuenta de que su sueño todavía estaba lejos de morir y volvió a dar un giro de 180 grados a su vida fichando por el Zornotza. “Muchos de mis amigos tomaron la decisión de dejar el baloncesto, pero yo sentía que mi tiempo en este deporte no había terminado. Ser jugador profesional siempre había sido mi sueño, así que lo intenté perseguir. Además, sabía que siempre tendría la carrera de Harvard y tengo confianza de que seré capaz de ejercer de ello una vez llegue el día”, comenta.

En esta nueva etapa, el Zornotza se cruzó en su camino y su primera experiencia como profesional la vive en el conjunto de Amorebieta. En estos primeros meses, Johnson disfruta de esta nueva vivencia. “Realmente me lo estoy pasando bien. Me encanta el pueblo y la gente, me hacen sentir como en casa. Luego, en los partidos es increíble como nos apoyan y les estamos tremendamente agradecidos”, explica el canadiense, que reconoce que le gusta la zona a pesar de que “hay algo menos de nieve”, añade con una sonrisa. En lo que respecta a lo deportivo, la ambición de Johnson es máxima y mira directamente a los primeros puestos: “Deberíamos estar arriba. Hemos demostrado que podemos competir contra cualquier equipo y los partidos que hemos perdido han sido por muy poco”. El título de la LEB Plata es el nuevo sueño en este camino donde el baloncesto siempre tiene preferencia.