bilbao - La felicidad invadía ayer a todos los estamentos del Bilbao Basket y a toda su afición, pero pasadas las horas una pregunta corría de boca en boca: ¿Ahora qué? ¿Se va a poder ascender? Son preguntas pertinentes porque la situación económica del club es la que es y la historia del propio Bilbao Basket y de otros de Bizkaia demuestra que hasta que el nombre del equipo no esté en la lista de inscritos para la próxima Liga Endesa la victoria no puede ser completa. Ganada la batalla deportiva, ahora llega la de los despachos, que ayer mismo empezó a descontar plazos que corren demasiado deprisa.

La marea de adhesiones y felicitaciones al Bilbao Basket ha sido importante desde que el domingo lograra la plaza de ascenso. Pero las palabras se las puede llevar el viento y lo que se necesita ahora son decisiones firmes y rápidas para cumplir con todos los requisitos legales a los que obliga la ACB para admitir a un club en su seno y que deberán estar en su poder antes del 15 de julio. Pasado mañana, el Bilbao Basket debe afrontar una junta de acreedores que deberá poner en orden la deuda ordinaria después de una quita muy importante. Pero el meollo de la cuestión económica que aún amenaza al Bilbao Basket es la deuda privilegiada de más de tres millones de euros que el club mantiene con la Diputación de Bizkaia, Caja Rural de Navarra, Seguridad Social y Fogasa. Esta parte de la deuda no puede estar sujeta a quita, pero sí puede ser aplazada y con ese fin ayer volvieron a reunirse miembros del consejo y dirigentes forales a los que encontraron receptivos ya que al fin y al cabo es el principal acreedor del Bilbao Basket ahora y el que tiene la llave para que el club tenga futuro.

El club ha conseguido que la ACB le ingresara 1.200.000 euros en concepto de la devolución del canon de ascensos y descensos, una cantidad de dinero que es fundamental para poder afrontar los compromisos que surjan de la junta de acreedores del jueves en cantidades y plazos para satisfacer esa deuda. La ACB va a exigir un cumplimiento estricto de esas obligaciones y si el club consigue levantar el concurso de acreedores, como pretende, quitará de en medio un argumento para no ser admitido. Luego, tocará superar la correspondiente auditoría y presentar un esbozo de cuentas para la próxima temporada en el que la austeridad será una palabra.

Como hace quince años, el Bilbao Basket aguarda los acontecimientos de índole económica que permitan hacer bueno el ascenso deportivo. Entonces, todo se cerró casi sobre la bocina y el club logró llegar a la ACB con un presupuesto ajustado y mucha ilusión. Esa es la misma mentalidad que debe impregnar desde ya a los dirigentes y a los seguidores para tener claro que el objetivo será dejar dos equipos por detrás y que Miribilla tendrá que ser una caldera como lo fue el pasado fin de semana, sobre todo contra los equipos más modestos de la competición.

Como todo el mundo está curado ya de espanto, conviene ser prudente con estas cuestiones que a lo largo de la historia del baloncesto de Bizkaia han hecho caer varios proyectos. El Bilbao Basket ha estado un par de veces al borde del abismo y logró salir adelante. Ahora cuenta con un respaldo que se ha mantenido inasequible en la LEB Oro y que puede ser, por fin, la principal razón de que lleguen a buen puerto todas esas gestiones y acuerdos sin los que todo lo que se vivió en la Final Four puede quedarse en nada.