bilbao - El Bilbao Basket sigue alcanzando objetivos en su singladura por la LEB Oro. Con su cómoda victoria de ayer ante un Canoe que llegaba a la cita con los deberes ya hechos y sin su gran referente, Tyson Pérez, los hombres de negro sellaron matemáticamente la segunda posición en la temporada regular y ahora solo les queda conocer a su rival para el play-off, para lo que deberán esperar a la última jornada. El conjunto vizcaino dominó la contienda desde el salto inicial, imprimió al compromiso la necesaria dosis de seriedad para hacer valer la superioridad de su fondo de armario y, jugando absolutamente a placer en las cercanías del aro, sus rentas no pararon de crecer durante todo el choque.

El conjunto anfitrión arrancó la noche moviendo la bola con absoluta comodidad y encontrando todo tipo de vías para finalizar sus jugadas en las cercanías del aro visitante. Además amaneció serio y activo en defensa, atosigando con acierto a Dani De la Rúa, director de juego del Canoe. Bajo estos parámetros, el Bilbao Basket solo necesitó poco más de cuatro minutos de juego para que su primera ventaja de dobles dígitos hiciera acto de presencia en el luminoso (16-5). Para entonces, el Bilbao Arena había presenciado ya tres mates de los suyos (uno de Jaylon Brown al contraataque y dos de Kevin Larsen, absolutamente superior a los interiores amarillos). Sin embargo, el Canoe no quiso hundirse de buenas a primeras. Intentó mantenerse a flote gracias a la eficacia de Chema Gil, tan efectivo en ataque como endeble en labores de retaguardia, en las distancias cortas y al acierto de Ander Martínez desde más allá de la línea de 6,75 y consiguió cerrar el acto inaugural con un potable 24-17, pero el control de la contienda correspondía al 100% a los pupilos de Álex Mumbrú, que pisaban y levantaban el pie del acelerador a su antojo. Suyo era el control y el dominio. La entrada en pista de Iván Cruz y Ben Lammers volvió a dejar en evidencia la superioridad interior de los anfitriones ante un rival que, ante sus mayores dificultades para conseguir buenas situaciones de tiro, optaba por percutir desde la larga distancia sin demasiado acierto. Un nuevo mate de Leonardo Demetrio volvió a estirar el marcador, que de la mano del incisivo Lammers y el más intermitente Brown llegó hasta un magnífico 48-32 antes de que un tiro libre de De la Rúa colocase el definitivo 48-33 en el ecuador de la contienda.

enorme efectividad en el tiro El Bilbao Basket progresaba adecuadamente amparado en su brutal 82,6% en tiros de dos puntos (solo cuatro fallos de 23 intentos), mientras que el Canoe caminaba sobre el alambre, en un ejercicio de funambulismo que se sustentaba más en la voluntad que en la eficacia. Con esas ganas de agarrarse el partido, el conjunto madrileño fue el primero en pegar en la reanudación del duelo, bajando su desventaja hasta los diez puntos, pero los locales ni se inmutaron. Les bastó con apretar un poco en defensa y con atacar con más rigor para que el partido saltara por los aires. A base de triples, mates y penetraciones, los de Mumbrú firmaron un inapelable parcial de 15-2 y se acabó lo que se daba.

Los de Miguel Ángel Aranzábal se quedaron sin capacidad de respuesta para el 63-40 que reflejaba el marcador a 3:21 del final del tercer cuarto y a partir de ahí el Bilbao Basket pudo jugar a placer. Los locales eran un rodillo a esas alturas del partido. Mumbrú probó a juntar a los dos pívots en cancha, recurso no utilizado desde hace tiempo, y la conexión entre ambos hizo que los hombres de negro llegaran a los diez minutos finales con un colchón de 24 puntos (67-43). Poca historia tuvo ya la contienda, empaquetada en la estantería bilbaina con enorme facilidad. Protagonismo para Demetrio en la zona, un par de triples de Osvaldas Matulionis, minutos para Tomeu Rigo, más probaturas (esta vez con los dos ala-pívots y sin ‘cincos’), una ventaja que se fue hasta los 36 puntos (90-54)? y debut como hombre de negro de Miguel Ruiz, canterano que además se dio el gustazo de cerrar la noche con un triplazo para colocar el 93-62 definitivo ante el delirio de sus compañeros y de todo el pabellón, que lo celebró con enorme algarabía, sobre todo su familia, que seguía el choque a pie de pista. En definitiva, triunfo de guante blanco para el Bilbao Basket, segundo puesto matemático y a esperar rival para el play-off.