La leona de Georgia
Courtney Williams lleva poco en Gernika y aunque reconoce que está en fase de adaptación, no ha tardado en llamar la atención de la afición gernikarra y el domingo ante el Girona espera ayudar al equipo a lograr el triunfo
LA piel de Courtney Williams (Folkston, Estados Unidos; 1994) es el reflejo de una vida. Sus tatuajes cuentan van desde sus orígenes hasta varias de las experiencias vividas, la mayoría de ellas relacionadas con el baloncesto. En sus brazos también se pueden leer los nombres de sus familiares. Aquellos que le trasmitieron el veneno por el baloncesto desde una edad muy temprana y que siempre trata de tenerlos cerca. Su hombro está coronado por un león enorme. Es parte de su forma de ser. “Tengo un corazón de león”, afirma. Acostumbrada a la lucha en las canchas desde muy pequeña. Sus 173 centímetros esconden una gran cantidad de talento. Es una anotadora voraz y en el poco tiempo que lleva en el Lointek Gernika lo ha dejado claro. Todavía en proceso de adaptación, Williams tiene claro que su objetivo principal en estos momentos es ayudar al conjunto vizcaino a llegar al play-off con las mejores sensaciones y ahí tratar de dar la sorpresa. El partido del domingo en el feudo del Girona (18.00 horas, Teledeporte) será complicado, pero también una buena oportunidad para un equipo que necesita recuperar su mejor versión.
El baloncesto y Williams siempre han ido de la mano. Sus padres, antiguos jugadores de baloncesto, le animaron a practicar este deporte y lo que era un juego de la infancia pasó a ser una forma de vida. “Sinceramente no recuerdo cuando empecé a jugar a baloncesto, era muy pequeña. Mis padres me ayudaron a entrar en este deporte y desde que era pequeña siempre iba con un balón en la mano”, reconoce. Horas y horas botando el balón, innumerables tiros lanzados a canasta. Todo ello forjó a una jugadora que no tardó en destacar. Rompió récords en el instituto y destacó en la universidad de South Florida, desatándose como una de las mejores anotadoras del país. El siguiente paso era claro, la WNBA le esperaba. “Siempre fue mi sueño jugar ahí y poder hacerlo era algo que no podía creer, estaba jugando contra las jugadoras que había admirado de pequeña y las había visto jugar en la televisión”, cuenta. La jugadora de Georgia fue seleccionada en el número 8 del draft por las Phoenix Mercury, pero fue traspasada a las Connecticut Sun, donde no tardó en convertirse en titular.
Sus buenas actuaciones con las Bulls de South Florida le llevaron a representar a Estados Unidos en los Juegos Universitarios. “Es un honor enorme representar a tu país. Es bonito ser parte de algo así y nunca lo olvidaré”, declara. Su experiencia con el equipo nacional no terminó ahí. Williams también realizó varios entrenamientos con la selección absoluta, pero todavía no ha logrado debutar en un partido oficial.
Carrera en el extranjero Williams no solo ha desarrollado su carrera en Estados Unidos. La WNBA se disputa entre mayo y septiembre, lo que deja a sus jugadoras muchos meses libres. En busca de mejorar su trayectoria profesional, muchas de ellas cruzan el Atlántico para jugar en otras ligas en los meses invernales. Australia, Italia, Turquía y ahora Gernika son las paradas vividas por la estadounidense en su carrera. Nuevas experiencias deportivas, pero también mucho tiempo alejado de los suyos, algo que Williams ve como un precio muy pequeño en comparación con todos los regalos que le ofrece el baloncesto: “Es algo que tenemos que hacer, pero al mismo tiempo nos encanta el baloncesto. Nos permite viajar por el mundo, conocer nuevas personas y es genial para mí. Por supuesto que estar alejado de la familia es duro, pero tampoco puedo quejarme porque muchísima gente desearía hacer lo que hago”.
Apenas acaba de aterrizar en el Gernika y su experiencia se limita a a dos partidos de liga y dos de Copa. Suficiente para ganarse el cariño de una afición que la propia jugadora considera como “una de las mejores que conozco”.Williams reconoce que todavía está en proceso de adaptación, pero a pesar de ello su principal objetivo es devolver ese cariño y tratar de ayudar el equipo. “El partido ante el Girona será un buen test antes del play-off y nos ayudará a ganar confianza para la fase final”, concluye.