gasteiz - El Bilbao Basket se paseó ayer en el Polideportivo de Mendizorrotza ante un Araberri al que dominó de principio a fin, sacando a la luz la tremenda diferencia de juego, calidad y profundidad de banquillo existente entre ambos grupos humanos. A diferencia de lo acontecido en el duelo de la primera vuelta, esta vez los hombres de negro no dejaron ni el más mínimo resquicio de esperanza a su rival. En Miribilla dieron demasiada vida al cuadro alavés y lo acabaron pagando con derrota. Ayer no ocurrió. Ayer rompieron el marcador en el primer cuarto y ya no volvieron a mirar atrás. A base de contundencia y seriedad, aprovechando a la perfección las evidentes carencias estructurales de su rival, los visitantes no hicieron más que ampliar su renta más y más hasta diferencias superiores a los 30 puntos para anotarse una victoria cómoda e importantísima para seguir en las posiciones altas de la tabla.

Junior Robinson, que en Miribilla dio una exhibición y anotó sobre la bocina la canasta ganadora, no fue esta vez un factor diferencial. El Bilbao Basket supo sacar del partido al diminuto director de juego del Araberri a base de mandar constantemente a los ‘doses’ a su marca (primero Jaylon Brown, luego Rafa Huertas y posteriormente Tomeu Rigo, con ayudas en el dos contra uno de Iván Cruz) y el estadounidense quedó pronto fuera del partido mentalmente. Y sin su líder sobre la cancha, el Araberri fue desde el ecuador del acto inaugural un equipo absolutamente errático, incapaz de superar una retaguardia bilbaina a la que le bastó con la seriedad y el aplomo para imponerse con absoluta claridad. En la faceta ofensiva no hubo ningún problema para los de Álex Mumbrú, pues tanto los interiores como los exteriores encontraron facilidades para anotar sin demasiada oposición y hubo protagonismo para muchos jugadores sin ser necesaria la actuación colosal de ninguno de ellos.

El encuentro nació bastante desordenado, sobre todo desde el punto de vista del bando anfitrión, tan alterado como impreciso. Al Bilbao Basket, por su parte, le costó entrar en calor desde las distancias largas e intermedias, pero le bastó con la superioridad de Kevin Larsen en las inmediaciones del aro para hacerse con un control del luminoso que ya no volvería a soltar. Con Robinson bien frenado por su retaguardia, con Brown como principal secante, los hombres de negro provocaron numerosas pérdidas de balón a un rival absolutamente desnortado, pudieron correr de la mano del de Indiana y no necesitaron ni seis minutos de partido para que el marcador comenzara a reflejar ventajas de dobles dígitos (3-13). Además, Manolo Povea tuvo que retirar de cancha a un Robinson con dos faltas ya en su casillero y el Araberri se quedó absolutamente descompuesto. El 7-18 con el que se bajó el telón del primer cuarto era el preludio de lo que estaba por llegar. Los de Mumbrú ni siquiera necesitaron unos magníficos porcentajes en tiros de campo para haber puesto pies en polvorosa, ya que su 8 de 19 seguía siendo netamente superior al pírrico 3 de 13 de un cuadro alavés que, además, había extraviado ya seis bolas. Y la sangría no tardó en ir a más. Bastó con que Edu Martínez compareciera en cancha con su muñeca en perfecto estado de revista y que Ben Lammers se hiciera amo y señor de los aros, tanto en defensa como en ataque. Así, con nueve puntos en un abrir y cerrar de ojos del alero riojano (tres triples y un tiro de cinco metros), y la efectividad del de Texas en las finalizaciones cerca del aro, el Bilbao Basket rompió el partido para colocarse con un inapelable 15-33 a su favor. A Povea no le quedó más remedio que devolver a Robinson a cancha. El estadounidense activó su juego más vertical y materializó su primera canasta a 2:36 del descanso, pero su entrada en escena tampoco mejoró las constantes vitales de un Araberri absolutamente negado cada vez que buscaba el aro rival. Así las cosas, los de Mumbrú alcanzaron el ecuador de la contienda con un magnífico 19-41 favorable a sus intereses que dejaba totalmente claro la brutal diferencia de juego y sensaciones entre ambos contendientes. La diferencia en cuanto a la valoración era incluso mayor (55-9).

sin relajarse en exceso La prueba de que el Araberri tenía la tarde absolutamente cruzada se evidenció cuando el triple desde campo propio de Pierre-Charles justo antes de que los dos equipos enfilaran hacia el túnel de vestuarios quedó anulado al haber llegado fuera de tiempo y los locales se quedaban con un horrible 7 de 30 (1 de 10 en triples) en los dos primeros cuartos. En la reanudación, los anfitriones intentaron el imposible poniendo en liza sus esquemas más verticales, con Robinson amasando balón y Kamba percutiendo desde la línea de 6,75, pero ni así. Pese a su insultante ventaja en el luminoso, el Bilbao Basket no relajó en exceso sus constantes vitales. El intercambio de canastas desde más allá de la línea de 6,75 no le fue mal y en el ecuador del tercer acto todavía doblaba a su adversario en el marcador (26-52). El partido llegó a sus diez minutos finales con esa misma ventaja de 26 puntos, 34-60, y, evidentemente, fueron de mero trámite. Protagonismo en ataque para Matulionis y Demetrio, presencia en cancha de Dani Martín, y una diferencia máxima que no paraba de crecer y crecer hasta alcanzar los 31 puntos (42-73) antes de certificar un triunfo que debe servir para coger confianza e impulso de cara a los próximos compromisos. Cerrada la mala dinámica de los partidos fuera de casa ante Valladolid y Palma, el domingo tocará rendir visita al Cáceres, otro equipo que se juega la vida para salir de las posiciones bajas de la clasificación.